domingo, 21 de abril de 2013

Capítulo veintisiete.


Justin.

Debería ir a verla, creo que me he pasado. Pero otra parte de mí se siente tan defraudada con ella que ni siquiera voy a ser capaz de mirarla de nuevo a la cara. Cosa que me es imposible por el hecho de que la quiero con locura. Sí ella me estaba protegiendo de verdad ¿Qué? No puedo ir detrás de ella y exigirle una explicación después de haberla llamado zorra. Cómo he sido tan estúpido de dejar salir esa palabra de mi boca... no he sabido controlarme, y me odio por ello. ¿Se supone que esto ha terminado?  

Alejandra.

Rabia, eso es lo que siento ahora mismo. Debería volver y romperle la boca a Justin por llamarme zorra. Pero lo cierto es que tiene razón, soy una auténtica zorra. Me froto las sienes insistentemente, lamentándome por no haberle dicho antes lo de Jeremy. Un momento, no debería estar diciendo esto, lo hice para protegerle. Porque realmente le quiero, y es el primer chico que me ha importado de verdad, tanto como para salvar su vida y llegar a poner en peligro la mía. Quién sabe que le hará hacer Frank con tal de unirse a la banda. Eso en el caso de que él quiera, si Justin se negará, acabaría muerto. Y no tiene más opciones. Como esta mierda salga a la luz, yo no podré seguir manejando esto, y menos si Justin no está de mi lado y se cree que estoy en contra suya. Pero yo solo lo hice por eso joder, porque le quiero. No quiero empezar a sonar cursi, pero él era lo único que me hacía sentirme viva a parte de mi trabajo, que hace que me sienta como todo lo contrario a eso. Soñaba con una vida fuera de este lugar, él y yo juntos, alejados de los Satín Hood y de toda esta mierda. Pero supongo que esto me ha hecho abrir los ojos. Yo estoy atada aquí y a la banda para siempre, y él lo estará muy pronto. La rabia y la frustración, junto con la impotencia de esto, inunda cada una de mis terminaciones nerviosas. Tanto, que mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas, que salen sin control por mis ojos, van resbalando por mis mejillas hasta esconderse por mi cuello. Me tumbo hacia atrás en mi cama, con las manos tapándome los ojos. No necesito esto, no ahora. Él era mi única escapatoria, él me hacía sentir bonita, no tenía que hacer nada, solo dejar que él me quisiera como soy. Pero ahora ya no. Me levanto decididamente hasta el baño, abro la vitrina del espejo, que hace un sonido sordo, cojo una de mis cuchillas, una nueva. Hacía demasiado tiempo que no las usaba, tal vez desde que le conocí a él. Vuelvo a mi cama y me siento, me deshago de mis pantalones mientras sorbo continuamente por la nariz. Esa sensación de no poder respirar a causa del ataque de nervios que tengo dentro de mí, que se acompasa con mis lágrimas. Cojo la cuchilla con mi mano temblorosa y la coloco encima de mi muslo, haciéndolo rozar.
'No lo hagas de nuevo, eres fuerte.'

No lo soy, lo era. Cuando él estaba aquí. Puedo parecer una dramática pero esto es lo único que me alivia en los momentos de rabia, de prepotencia. Si no estoy con él ahora, esto es lo único que necesito. Hago chocar la cuchilla fuertemente con mi muslo, la sangre empieza a emanar deslizándose por mi pierna, al igual que mis lágrimas caen sin control por mis mejillas. Ni siquiera siento el dolor que me causa hacer esto, ni físicamente ni tampoco mentalmente. Con un segundo corte, algo más profundo, empiezo a relajarme, a inspirar hondo, a perder la conciencia, y a olvidarme de por qué estoy haciendo esto...

(...)


Abro lentamente los ojos, vuelvo a cerrarlos. Mi cabeza da vueltas a la vez que me da golpes tan fuertes que casi no puedo escuchar mis propios pensamientos. Consigo abrir los ojos y me los froto suavemente, están algo pegajosos y sé el por qué. Cuando te quedas dormida llorando suele pasar. Veo mis muslos, llenos de sangre. Ahora ya esta seca, y por suerte se queda en mis tobillos y no he manchado el suelo, una cosa menos que limpiar. Y ahí es cuando todo me golpea y recuerdo la razón por la que he hecho toda esta mierda. Pero estoy en un estado en el que ahora mismo no me importa, y mi rabia se canaliza en matar a Scott. ¡Mierda! Miro el reloj rápidamente y me doy cuenta de la hora que es.
-Alejandra, en 20 minutos tienes que estar en el almacén, ¿Qué coño haces?-Grita una voz a través de la puerta, mientras golpea fuertemente esta.
-Necesito una ducha y estoy lista-Le grito pegada a la puerta, rezando para que no entre a la habitación.
-¡Esta bien pero date prisa y mueve tu culo al almacén antes de que nos arrepintamos de haberte elegido para esto!

Me meto en la ducha y froto fuertemente con jabón los restos del líquido rojo. Cuando llego a la parta superior de mis piernas, donde se encuentran los cortes recientes, deslizo mi mano más suavemente. Me muerdo el labio con fuerza, el escozor de después de haberte cortado resulta peor que el que te da cuando lo estás haciendo. Froto rápidamente mi pelo con el champú y no me da tiempo a pensar en él cuando ya estoy fuera de la ducha. Por una vez, mis pensamientos se han mantenido a raya mientras me estaba duchando, cosa que no suele suceder. Cojo unos pantalones vaqueros ajustados y una camiseta sin mangas blanca, que ato para que quede algo más ajustada a mi cuerpo, además de más corta. Me meto, literalmente, en mi armario, buscando mi Glock. Después de encontrarla en el fondo del armario, debajo de un par de pantalones desgastados, la deslizo sobre la cinturilla de mis vaqueros, en la parte de atrás. Por último cojo mi chaqueta de cuero negra y voy hacia la cocina.
-Me voy ya, Héctor-Digo sacándome el pelo de debajo de la chaqueta. Él me mira y asiente.
-Ale-Me giro y le miro-Ten cuidado.
-Estaré bien-Le digo, y con esto salgo de la casa.

Arranco mi moto, que ruge debajo de mí. Miro una vez más a su ventana, la luz está encendida. Pienso fugazmente en sí esto no sale bien, si Scott nos ganará. ¿Justin vendría a mi entierro? Un fuerte mareo hace que cierre los ojos y me recueste sobre la parte delantera de la moto. Cierro los ojos, no puede pasarme esto ahora. Parece que mi cuerpo o lo que sea que tengo ahí dentro me ha hecho caso y el mareo comienza a desaparecer. Levanto la cabeza y suspiro, arranco y me dirijo hacia el almacén.
Cuando entro allí, Chris, seguido de Chaz y alguno de los chicos de la banda están esperándome.
-Por fin llegas-Dice Chris.
-Tenía cosas que hacer-Él soltó un bufido y yo le fulminé con la mirada. Al instante, el aire se cargó de tensión, todos los que estábamos allí lo sentíamos.
-Vamos-Dijo él, al cabo de unos segundos.

Cuando nos acercamos a la zona, decidimos dejar el coche a unas cuantas manzanas del lugar, e ir a pie, es más seguro. Como nos esperábamos, Scott y su gente están en un pequeño almacén abandonado a las afueras de la ciudad. Se pueden oír sus risas desde aquí fuera. 

-¿Estás segura de que quieres hacerlo tú?-Susurra una voz detrás de mí.
-Por supuesto-Le digo seria-Quiero cargarme a ese cabrón yo misma.
-Mira Ale...Siento-
-Chris-Le interrumpo-Déjalo. Ahora no ¿Vale?-Él asiente y seguimos con nuestro plan.

Uno de los chicos se va con Chaz a la otra parte del almacén, ahora lo tenemos todo completamente rodeado. Un simple gesto de Chris hacía los demás, hace que, de un estallido, empecemos a entrar a su único escondite. Sus caras son de sorpresa, pero no hay tanta gente como pensábamos, y tenemos eso de nuestra parte. El ruido de los tiros y los insultos empapa el ambiente y, justo como sabíamos, Scott conseguiría escabullirse. Un chico llamado Jaxon me cubre mientras persigo a Scott, sin que él se de cuenta. Cuando lo hace, corre aún más rápido, y ahora sostiene algo en su mano, una pistola. Trago saliva, algo nerviosa, no tenía pensado que él tuviera un arma consigo. Entra en un cuarto y le sigo muy cerca. Una vez dentro, miro a cada rincón, él no está. Un ruido sordo me hace pegar un respingo, la puerta se ha cerrado y a su lado, Scott, sosteniendo su arma en la mano, encañonándome con esta.

-Creías que podías pillarme...-Dice riendo-Y ahora estás sola aquí conmigo, porque te crees muy fuerte¿Verdad?-Avanza hacia a mí y pone su pistola contra mi frente.
-Eres un hijo de puta-Farfullo-Hazlo. Mátame.
-Esto no va a ser tan fácil preciosa-Dice con una voz asquerosamente repulsiva-Primero voy a follarte tan duro que acabarás agotada. Y tal vez después te mate. A ti, y a todos a los que quieres.
-Bueno-Suelto una carcajada-Lo segundo lo tienes fácil, ni siquiera tengo a nadie a quien aprecio-De repente, su cara aparece en mis pensamientos, Justin.

Vuelvo la vista a los ojos oscuros de Scott, que parecen pensativos. Me doy la vuelta sobre mí misma y doy una patada a la  mano de él, haciendo que la pistola vuele en el aire hasta caerse a un lado de aquella habitación. Ahora soy yo la que le encañona a él con mi pistola.

-Es increíble cómo puede cambiarte la vida en un segundo ¿No crees?-Le digo. Él cae de rodillas ante mí.
-Tienes razón-Se encoge de hombros-Todavía puedes cambiar tu vida, puedes unirte a la banda que estoy creando y que te traerá más felicidad que la que has tenido en toda tu vida, Alejandra.
-Por supuesto-Carcajeo mientras jugueteo con la Glock-No sé si te das cuenta pero esto se ha acabado, voy a matarte Scott-Esas palabras, sabía tan bien decirlas.

Finalmente, después de todos estos años voy a poder hacer lo que quise hacer siempre. Empotro la pistola contra su cuello, muy cerca de su oído. Veo como su nuez baja y traga saliva, está nervioso. Pienso en Justin momentáneamente, en sus ojos color miel. Podría estar muy orgulloso de mí si supiera esto. ¿Qué digo? Él ya no quiere saber nada de mí. La imagen de Scott arrodillado ante mí se hace un poco borrosa, pestañeo pero la imagen sigue como antes. Puedo sentir como mi mente se está alejando lentamente, dejándome ahí desprotegida. Bajo la mirada hacia mis pantalones, y veo como la sangre, reanudada de mis cortes, vuelve a emanar con fuerza. Caigo de rodillas al frente de Scott, que me mira con el ceño fruncido. Ni siquiera puedo gritar ni pronunciar palabra, lo último que oigo es la risa de Scott, siento como su peso se cierne sobre mi cuerpo. Lo siguiente que logro ver es oscuridad,  algo más apacible. 

Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí , Por favor? (: 

Holita! Ya estoy de vuelta (: Quiero daros las gracias por los comentarios, y por los RT's, gracias de verdad. Si no fuera por eso estaría tan deprimida que la poca imaginación que tengo se iría a la mierda lol. Bueno, espero que os guste este capítulo, es un poco corto, lo sé, pero tenía que dejarlo así, con intriga.
Os quiero chicas<3

lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo veintiséis


Justin.

-Gracias-Le dice Ryan a la joven camarera del local al que me ha traído, seguidamente le guiña un ojo. Yo suelto una carcajada-¿Qué?
-Nada-Digo levantando las manos a la altura de mi cara.
-Bueno-Dice antes de darle un trago a su cerveza-Entonces, ¿Serás capitán?
-Supongo-Me encojo de hombros-Temporalmente, hasta el sábado. Después no sé lo que pasará-Sonrío-¿Y tú?
-¿Yo qué?-Dice con una mirada confusa.
-¿Te vas a apuntar al equipo de fútbol la temporada que viene?-Él me responde con una sonora carcajada.
-Claro que no, Justin. Yo estoy en un mundo muy diferente al tuyo-Dice agachando la cabeza, y puedo percibir un punto nostálgico en su voz.
-No puedo entenderlo-Digo negando con la cabeza, él me mira-Te encanta el fútbol y por estar en una banda no puedes jugar en un equipo escolar. ¿Qué tiene de malo?
-Nunca entenderás Justin, si me uno al equipo, ellos me romperán las piernas-Dice carcajeando.
-¿Alguna explicación tendrán, no?-Le digo exasperado.
-No podemos distraernos con nada, eso es todo-Se encoge de hombros.

Voy a replicar de nuevo, cuando Ryan me hace un gesto con su mano para que no siga. Le sonrío algo avergonzado, por el hecho de que me he puesto demasiado pesado con el tema y no debería ser de mi incumbencia. Doy un último sorbo a mi refresco antes de terminarlo y cuando lo dejo sobre la mesa, Ryan me esta observando. Frunzo el ceño y arqueo las cejas.

-Lo siento... Sólo-Pude notar como él se ponía nervioso-Es que te pareces mucho a tu padre.
-¿Qué dijiste?-Le dije asombrado ¿Qué sabía él sobre mi padre? Apreté mis puños bajo la mesa. Calma Justin, puede que hayas oído mal.
-Eso-Sonrió incómodo-Tu padre. Los dos no paráis hasta que conseguís una explicación o simplemente lo que queréis. Eso contaban.

Ryan cambio totalmente el gesto, ya no parecía divertirle la situación, ya que se volvió un tanto áspera. Él agachó la cabeza, mirándose sus manos que se entrelazaban nerviosas entre ellas. Yo no podía dejar de observarle con los ojos abiertos como platos, sin dar crédito a lo que acababa de decirme. La realidad me golpea de repente, y es que Ryan conocía a mi padre.

-Tú...-Dije con un hilo de voz-¿Conocías a mi padre?-El miedo se apoderó de mí instantáneamente.

"Ten cuidado Justin, no podrás estar con todo el mundo. A menos que confíes en ellos, no les cuentes sobre tu pasado y tu padre, no hables sobre ello a nadie" Las palabras de mi madre se repetían una y otra vez en mi cabeza. ¿Qué pasa si son ellos los que conocen mi pasado, incluso sobre mi padre? ¿Qué si ya todos lo sabían? ¿Estaría a salvo de lo que mi madre cree que me podría pasar?

-Perdona Justin, tengo que irme-Dijo levantándose de la silla. Antes de que pudiera irse, le agarre con fuerza del brazo.
-Por favor...-Le rogué. Ryan asintió y se sentó de nuevo. Sentía como mis ojos se cristalizaban, de furia, de tristeza, quién sabe.
-Está bien ¿Qué quieres saber?-Pregunto, apoyando sus manos entrelazadas sobre la mesa.
-¿Cómo sabes que Jeremy Bieber era mi padre?-Trague saliva, realmente estaba aterrado. Podía sentir como mis dedos templaban bajo las mangas de mi chaqueta.
-Ale me lo contó-Apreté mis puños una vez más, tanto, que los nudillos se ponían de un color blanquecino de la fuerza que emergía sobre ellos. Recuerdo perfectamente haberle dicho a Ale que no dijera nada joder-Pero no es lo que tú crees-fruncí el ceño-Ella sabía perfectamente que no tenía que contarlo pero-Ryan rodó los ojos-ella quería mantenerte a salvo, y necesitaba mi ayuda-Asentí, comprendiendo. Pero había algo que se me escapaba.
-¿De quien?-Le pregunté. 
-De nuestros superiores-Dice bufando-Si Héctor o Frank, incluso alguien de la banda, se enterasen de que el hijo de Bieber está vivo, te querrían meter en la banda-
-¿Qué me estás diciendo exactamente Ryan?-Le dije, dando un fuerte golpe en la mesa, que hizo que algunas personas dentro del local se fijarán por un momento en nosotros. Entonces la realidad me golpeó en toda la cara nuevamente-Él era el jefe de tu banda...-Susurré para mí.
-Lo siento Justin, pensé que tú lo sabías-Me paso una mano por el hombro.

Es como si me hubieran acuchillado y hubieran sacado la hoja en el mismo instante. Mi padre murió por estar en una banda, y todo este tiempo no me he parado a pensar, lo tenía delante de mis propias narices. Me froto la nuca, decepcionado. Ale. Ella no me lo dijo, pero ella sí que lo sabía, estoy completamente seguro.

-Tengo que irme Ryan-Le digo levantándome-Gracias.-Y me voy lo más rápido que puedo de ese sitio. 

¿Cómo no lo imaginé? Soy un estúpido. Ella no me dijo nada, porque sabe las consecuencias, sabe perfectamente que querré sacarla de ahí, y no se equivoca.


Alejandra.

Cuando llego a casa, después de preparar todo para esta noche en el almacén, decido echarme un rato para estar completamente alerta esta noche. Scott, el jefe de la que era nuestra banda rival hace unos años. Por ese entonces yo llevaba unos meses en la banda, me estaban enseñando a manejar armas y todo el proceso que conlleva estar dentro de esto. En mi primer trabajo, en un intercambio él y algunos de sus hombres aparecieron, y me sentí vulnerable. Me llevaron a su almacén, jugaron conmigo, me hicieron cortes por todo mi cuerpo y me retuvieron allí por un tiempo. Mi banda no se quedó atrás, y dieron un golpe contra ellos, en forma de venganza. Todo explotó y a mí me sacaron de ese infierno. Era demasiado pequeña para comprender lo que estaba pasando, en ese momento yo pensaba que todo esto era un juego y una distracción para no pensar lo arruinada que estaba mi vida sin apenas haber llegado a los 13 años. Y ahora estoy atada a esto, porque les deberé esa deuda por siempre, y me odio por ello. Si tan solo pudiera volver a ese momento, ahora mismo preferiría haber muerto. Cierro los ojos con dureza, tratando de parar a mis estúpidas lágrimas que amenazan con querer salir. Unos golpes en la puerta de mi habitación me sacan de todo, me froto la mejilla con la mano, intentando quitar algún resto de ese jugo salado que ha conseguido escapar de mis ojos acuosos.

 -¿Qué pasa?-Abro la puerta y es Héctor.
-Sólo venía a comprobar si estabas lista para esta noche.
-Lo estoy-Le digo algo cortante, él se muerde el labio.
-¿Puedo pasar?-Pregunta suavemente. Yo le abro la puerta completamente y le hago un gesto con la mano para que pase y él me sonríe. ¿Qué coño querrá? 
-¿Qué está pasando?
-Nada, solo quería hablar contigo-Se sienta en la cama y yo tomo asiento a su lado-Más bien quería advertirte Ale-Frunzo el ceño-Esa gente no se anda con tonterías y menos Scott, ya lo sabes.
-Héctor, no voy sola. Además, ese capullo ni me tocará-Le digo con voz pesada.
-Lo sé, solo decía-Se encoge de hombros-Pero bueno, ya sabes, la ira puede jugarte malas pasadas a veces.
-Lo sé, lo controlaré-Le convenzo.
-Está montando una banda y no sabemos todavía quiénes son los integrantes-
-Héctor-le corto-Estaré bien ¿A qué viene esta muestra de interés?-Le pregunto alzando una ceja, cansada de su juego.
-Mira-Puedo ver como su Nuez baja suavemente-Sólo ten cuidado ¿Vale? Frank no me lo perdonaría si te pasará algo. Sabes que soy tu tutor.
-No Héctor, solo me mantienes por Frank y por la banda, soy mayor de edad ¿Recuerdas?
-Cierto, en ese caso-Se encoge de hombros-Suerte-Se levanta y se va ¿Qué acaba de pasar aquí? Héctor nunca se preocupa por mí de esta forma, ¿Habrá algo detrás? Aparco el tema por un momento y proceso nuestra conversación, tiene razón. Es peligroso, pero y qué ¿No lo es todo lo que hacemos? Pienso en hacerle una visita a Justin, y al instante sonrío. Me acerco a la ventana y veo que esta en su cuarto, escuchando música en la cama. Algo le está rondando en la cabeza, lo sé por la expresión de su cara.

Compruebo que el coche de su abuelo no está en el garaje antes de llamar a la puerta de la casa de Justin. Algún día me gustaría conocerlo, y a su familia también. Pero ellos pensarán de mí como todo el mundo piensa, mal. La gente suele hacerlo con nosotros constantemente, se creen que saben cosas, pero en realidad esas cosas que cuentan resultan ser peores realmente. Llamo dos veces al timbre, y oigo unos pasos avanzar hasta la puerta, pero nadie abre.
-¿Hola? ¿Justin?-Digo pegando el oído a la puerta-Soy yo.-Caigo encima de él, ya que ha abierto la puerta.

Él cierra la puerta detrás de nosotros y vamos al salón. Se cruza de brazos y me mira con una mirada inescrutable.

-Justin ¿Pasa algo?-Le digo confusa.
-No lo sé-Sonríe cínico-Dímelo tú Alejandra. ¿Pensabas que no me iba a enterar?
-No entiendo lo que me estás diciendo-Le digo mordiendo mi labio inferior nerviosamente.
-¿Creías que era un idiota?
-Justin yo-
-No-Dice alzando una de sus manos, poniéndola en frente de mi cara. Realmente no sé de que coño está hablando.
-Yo sólo venía a verte, no a que me trataras así-Le digo molesta, con ira en mi voz. Al ver que él ni si quiera me miraba bufé-¿Me vas a decir qué coño te pasa?
-Mi padre era el jefe de tu banda, y tú te lo callaste como una verdadera zorra-Me escupe las palabras en mi cara. En ese momento me quedo pálida, sin saber qué decir o qué hacer.
-¿Cómo lo has sabido?-Le digo en un susurro.
-¿Y eso qué más da?-Me dice. Le miro a los ojos un instante y me encuentro con sus ojos oscuros de rabia, esto no pinta bien.
-No puedo creer lo que me acabas de llamar-Le digo en un sollozo.
-¿Por qué no me lo dijiste?-Me grita-Oh, pensabas que te haría salir de ahí ¿Verdad?-Dice Justin, ignorando completamente mi anterior comentario.
-No quería hacerte daño ¡joder!-Le grito esta vez yo-Lo hice por ti.
-Bueno verás nadie te pidió que lo hicieras-Dice cínicamente.
-Lo siento, yo sólo-
-Lárgate-Dice en un tono severo.
-¿Qué?
-Que te largues, ahora-Me dice elevando el tono.
-Bien.-Aprieto mis puños, y contengo mis ganas de pegarle un puñetazo en toda su mandíbula.
Justin cierra la puerta con un portazo que suena como un gran estruendo y me estremezco. Vuelvo a casa arrastrando mis pies, sólo lo hice para protegerle, no quería esto. Todo esto se ha complicado más de lo que pensaba y si ahora Justin decide decir algo de su padre por ahí... Dios sabe qué le pasará si Frank se entera. Esta claro que ahora mismo no tengo los 5 sentidos alerta para ir a matar a Scott, pero no puedo hacer otra cosa nada más que enfrentarme a él.

Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darte RT  Aquí , por favor? :)

Espero que os guste el capítulo, siento la tardanza. Gracias a todos los que leen la novela, que aún que no comenten, sé que están ahí y bueno, por lo menos con la visita sé que alguien lee lo que estoy haciendo <333

miércoles, 3 de abril de 2013

Capítulo veinticinco

Alejandra.

Aparco mi moto justo en la puerta del almacén, dispuesta a entrar. Hace unos días que no piso este lugar, se me hace raro. Cuando atravieso la puerta, todos se me quedan mirando, clavando sus ojos inyectados en sangre sobre mí. 
-Ale-Dice Frank sorprendido-Que bien que estás aquí. Hacía demasiado tiempo que no venías-Yo simplemente asentí. Su sonrisa irónica me mostraba que no estaba contento con la idea de que esté tan apartada de la banda desde hace unos días. Cuando me dí cuenta, Héctor estaba a mi lado. Levanté la vista hacia él, y a diferencia de Frank, él no ocultaba su enfado.
-¿Donde estuviste ayer?-Me preguntó con un tono duro. Le diría que estuve con Justin, cosa que sería lo más del mundo, si quiero morir, claro. Me mordí el labio inferior, pensando una rápida excusa para decirle, pero mi mente se bloqueó en ese momento.
-Ella estaba conmigo-Dijo alguien acercándose a nosotros. Cuando vi que era Ryan, solté un suspiro tranquilo.
-¿De verdad?-Héctor soltó una risita.
-Sí, estuvimos en mi casa-El tono de Ryan no bromeaba en absoluto, y su mandíbula estaba totalmente contraída. Muy pocas veces le había visto así.
-¿Y?-Dijo esta vez Frank.
-¿Realmente queréis que os contemos lo que hicimos?-Contestó Ryan, enarcando las cejas, esta vez divertido.

Cuando Héctor y Frank se alejaron de nosotros, me di cuenta de que estaba reteniendo un suspiro, que exhalé con fuerza. Ryan río y yo le pegué un pequeño puño en su brazo.
-Gracias-Le dije mientras él me abrazaba.
-No hay de qué, Ale. Pero por este tipo de cosas no quiero que sigas con esto-Tragué saliva, ¿Qué quería decir con eso? Él suspiro pesadamente-Ya sabes, lo tuyo con Justin.
-Ya te lo he dicho Ryan, yo-
-Sé que no puedes-Me cortó-Estás completamente enamorada de ese idiota-Dijo con una risa pícara.
-Tampoco es para tanto...-Susurré.
-¿De veras?-Dijo, alzando sus cejas.
-Lo que sea-Dije entre dientes, cogiendo una cerveza, desviando el tema.

 Estuve toda la mañana en el almacén con Ryan, ya que los demás estaban en las clases. Simplemente odiaba la idea de ir a ese infierno, y si seguía yendo era para que la policía no sospechase de unos "Cuidados poco educativos" por parte de Héctor. Me reiría en la cara de los policías, ya que Cuidados poco educativos no define exactamente lo que Héctor hace por mí, pero aún así supongo que esta bien. Oigo unas voces provenientes del despacho de Frank. Justo cuando giro mi cabeza en esa dirección, veo a Héctor saliendo e indicándome con la cabeza que entre al despacho. Frunzo las cejas, desconcertada. 
-Ahora vengo Ryan-le digo levantándome del sofá en el que estamos y yendo hacía Héctor, que cierra la puerta con un estruendo detrás de mí.
Por un momento, eso me hace temblar. Frank me mira y después mira a una silla que esta justo en frente del escritorio, delante de él. Me indica que me siente y le obedezco. Enredo mis dedos unos con otros, algo nerviosa, sin saber claramente el motivo por el que me han mandado llamar aquí. ¿Será que han averiguado algo?¿Qué pasa si descubren que les he estado mintiendo por semanas? Cruzo mis piernas, que han empezado ligeramente a temblar. Todos permanecemos en un silencio incómodo, por lo menos para mí. Decido romperlo de una vez, y saber qué demonios sucedía.
-¿Qué pasa? ¿Por qué me habéis mandado venir aquí?-Escupo mis palabras.
-Relájate, ¿Quieres?-La voz ronca de Héctor retumba en toda la habitación, aprieto mis puños, y asiento.
-Tengo trabajo para ti-Dice Frank con una voz serena. Enarco las cejas.
-¿De qué se trata?
-¿Recuerdas a Scott?-Mi mandíbula se contrajo en un alto reflejo. Parece que Frank y Héctor notaron mi ira y soltaron una carcajada. Cómo olvidarme de el cabrón que casi me mata cuando tenía 13 años-Veo que sí.
-Ese hijo de puta intentó matarme ¿Crees que no le recordaría entonces?-Dije exasperada-Si me hubieras dejado matarlo en su momento-
-Bueno-Me interrumpió Héctor-Ahora tienes la oportunidad-Frunzo el ceño, confusa.
-Scott nos pidió mercancía hace unos meses-Aclaró Frank.
-¿Qué?¿Y cómo es que yo no sabía de eso?-Le dije en un tono demasiado alto de voz. Héctor tiró de mi cabeza hacía atrás, tirando de mi pelo. Yo gruñí y de una sacudida, hice que me soltará. Masculló algo por lo bajo que no logré entender, y volvió a cogerme del pelo, esta vez desde la raíz, con más fuerza, haciendo que le mirara directamente a los ojos.
-Está bien Héctor, déjala-Frank levantó su mano. Héctor me soltó y me acaricié mi cuero cabelludo, dolorido. Después, le fulminé con la mirada.
-El caso es que nos debe demasiado dinero, y nos está dando largas. Así qué-Frank se rasco la barbilla, sereno-Pensé en que tú, precisamente, deberías ir y-
-¿Asustarle?-Mis ojos brillaban de emoción, a la vez que el odio por ese tío se apoderaba de mí. Una sonrisa se posó sobre mis labios al imaginarle indefenso, bajo mis manos.
-No exactamente. Recientemente hemos sufrido ciertas llamadas de atención, y creemos que él está detrás de esto-Levanté las cejas, esperando a que hablara más claro-Hirieron a Chaz y a Derek la otra noche.
-Cabrón...-Mascullé-No sabía que había vuelto aquí.
-Bueno-Frank se encogió de hombros-No queríamos decirte nada por si te daba por volverte loca y hacer cualquier estupidez-Entorné los ojos, después de escuchar eso.
-¿Entonces me estás pidiendo que le mate?-Él asintió con una sonrisa divertida. Estoy eufórica por hacerlo. 
-Esta noche. Te daré su dirección-Asentí, prestándole mucha atención-Pero no dejaré que vayas sola a su territorio. Hemos oído que está intentando formar una banda no muy lejos de aquí, para hacer eso necesita desplazarnos, de ahí sus ataques contra nosotros-Asentí, comprendiendo.
-Muy bien-Me levanté del asiento.
-Esta noche te reunirás aquí con los demás ¿Lo tienes?-Dijo esta vez Héctor, pasándome un papel con algunos detalles.
-Lo tengo-Curvo mis labios. Realmente no podía creerme esta oportunidad. Iba a matar al tío que llevaba esperando años. Pensé que nunca volvería, y por fin lo hizo. Puede que ni siquiera se acuerde de mí, pero, esta noche, haré que lo recuerde.



Justin.

-Hey Bieber-Me gritó alguien desde el campo de fútbol. Me dí la vuelta, algo irritado porque me llamen por mi apellido. Veo al entrenador saludándome y haciéndome una seña con la mano para que vaya a su lado, y lo hago. Mike me sonríe cuando se cruza conmigo y me da una palmada en el hombro, dirigiéndose a los vestuarios, ya que acabamos de terminar el entrenamiento.

-¿Sí, entrenador?
-Te he estado observando, ¿Dónde has jugado antes, chico?-Dijo con un tono de admiración en su voz, que me hizo enorgullecer por un instante.
-He sido capitán en mi anterior equipo, en España.
-Ahá-Dice apuntando unas cosas en una libreta que tiene sobre sus manos-Te diré algo. Pienso que tendrías un buen futuro ligado al fútbol. El sábado es un partido importante, lo sabes ¿Verdad?
-¿De verdad cree que yo pudiera-Pensé que quería decir, en ese momento la emoción inundó mi cuerpo-Es decir, jugar en una división mayor? Y sí señor, sé que el Sábado es un partido importante-Lo era, realmente. Unos cuantos ojeadores de las  mejores universidades de fútbol venían a ver el encuentro final de la temporada de fútbol escolar.
-Oh claro que lo creo-Dice con una sonrisa-Por eso creo que deberías jugar de capitán el sábado, así tendrás más oportunidades de que se fijen en ti.
-¿De verdad?-Dije en un tono cursi, más bien parecía una niña loca por haberse comprado la nueva Barbie sacada a la venta-Quiero decir-Carraspeo y obtengo de nuevo mi tono de voz, tranquilizándome-¿No le importará a Mike que yo-
-Ya lo he hablado con él. No te preocupes por eso, él está de acuerdo. Pero tienes que estar fresco para el partido Bieber, he hablado muy bien de ti para que ahora lo arruines ¿Entiendes?-Yo asiento varias veces con una sonrisa. Adrenalina pura corría por mis venas en ese momento.
-Lo entiendo, gracias Señor-Le digo. Él me pone su mano sobre el hombro y me sonríe. 

Salgo del campo de fútbol, dirigiéndome hacia los vestuarios. Casi voy dando saltos de alegría, cual Heidi por el campo. No podía creer realmente que esto me estuviera pasando. Sabía que era bueno en esto, pero nunca pensé ligarlo a mi futuro, más bien es un entretenimiento que amo. Pero el entrenador me ha abierto los ojos, y voy a luchar por esto. Estoy deseando llegar a casa y decírselo a mamá y a los abuelos. Oh y Ale, no puedo esperar para contárselo. Sonrío, sabiendo que estoy bien con ella, que estamos juntos. Aún que por la parte que respecta llevarlo en silencio no me guste tanto, sacudo mi cabeza.

-Lo he oído todo. Enhorabuena man-Dijo una sombra apoyada a unos metros de la puerta de los vestuarios. Cuando avanza veo su sonrisa.
-Gracias-Me encojo de hombros curvando mis labios.
-¿Quieres que vayamos a tomar algo para celebrarlo?-Me preguntó Ryan. Yo asentí.
-Claro, dame unos minutos y estoy fuera.
-Te espero en mi coche-Me da una palmada en la espalda y se aleja por el pasillo.

Cuando conocí a Ryan supe que era un buen tipo, lo que no sé es qué hace en una banda como los Satín Hood. Se le ve tan parecido a los demás chicos del equipo, incluso juraría que se muere por entrar en este, pero no puede. No entiendo lo que la gente cree sobre él y sobre todos los tíos con los que se va. No sé sobre los otros pero Ryan, es el tío más blando que puedas ver. A pesar de intentar borrar esa apariencia, y que todo el mundo la vea.
'Nadie puede saber que tú sabes sobre nuestros asuntos, Justin'-Me repetía una voz en mi cabeza. Nunca lo diría, pero si alguien se enterara de que yo sé cosas de la banda sin estar en ella, exceptuando a Ryan, creo que yo también acabaría muerto. Creo que esto ha empezado a formar parte de mi vida y que si de verdad quiero a Ale, tendré que arriesgarlo, como ella está haciendo.

-¡ENHORABUENA!-Chillan todos, aplaudiendo, cuando entro en el vestuario. Me rasco la nuca avergonzado mientras río con ellos. Mike se me acerca y me da un abrazo, sosteniendo algo en sus manos.
-Toma, te mereces esto-Me dice dándome lo que sostenía. Un brazalete del mismo color que nuestras equipaciones se deja ver, y yo lo cojo decidido, orgulloso.
-Gracias tío-Le digo chocando las manos para después guardar el brazalete en mi mochila de deporte y comenzar a vestirme. 
-No hay problema-Me sonríe y se mete a las duchas. A veces odio mentir a Mike sobre mi relación con Ale, creo que se ha convertido en algo así como mi mejor amigo. Fue mi primer amigo aquí y aún que tenga que hacerlo, no me agrada mentirle precisamente, desearía hablarle de todo lo que hago con Ale, como él hace con Britanny.

-Hey, ¿No te duchas hoy, Bieber?-Me pregunta David, que no parece muy contento de que hayan decidido darme el cargo de capitán temporalmente. Aprieto mi mandíbula, no sé porque todo el mundo en fútbol se dedica a llamarme por mi apellido, pero supongo que tengo que aprender a vivir con ello, digo para mí mismo.
-No, tengo que irme-Le digo algo brusco.
-Eh, ¡El chico ya ligó utilizando su cargo en el equipo!-Gritó, provocando carcajadas en todo el vestuario.
-Que va. Yo sólo-
-Seguro que habrás atraído la atención de esa Chicana, Ale-Dijo entre risas. Mis terminaciones nerviosas se activaron en ese momento ¿Cómo podía ese idiota hablar así de Ale? Me giré y le miré con ira en mis ojos.
-No-Dije estampando mi aliento en su cara, a lo que él se contrajo-No tengo nada que ver con esa tía.
-Bueno, cálmate tío-Dijo empujándome un poco hacia atrás-Lo decía en broma. Esa tía va a por cualquiera que le interese-Dijo, ultimando en una gran carcajada mientras se dirigía a las duchas.
-Bueno, es una chica. No tienes el derecho a hablar de ella así, David. No la conoces-Dije agarrándole de nuevo por el brazo y estampándole contra las taquillas, él trago saliva.
-¿Y tú sí?-Escupió. Cuando me dí cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor, le aflojé de mi agarre. Todos nos estaban mirando y esto no era bueno. No tendría que haberme puesto así, pero no pude evitarlo cuando este tío dejó caer que ella era una especie de Fulana-Hablas como si ella te importara.
-Ni lo más mínimo-Digo soltándole por completo y dirigiéndome a mi taquilla de nuevo-Sólo que yo sé cómo ser un hombre, y tú, diciendo esa clase de cosas no lo pareces, eso es todo.
-Lo que sea.-Dijo metiéndose en las duchas-Qué rarito-Murmuró. Yo hice caso omiso, porque no quería que esto se acabará convirtiendo en una pelea por la que me pidieran el motivo. Y yo no podría decir que fue por Ella.


Solo te pido un favor, para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes dar RT Aquí por favor?

Espero que hayáis disfrutado el capítulo y que os guste, perdón por tardar pero me fui de vacaciones y bueno ya sabéis. Intentaré subiros el siguiente lo más rápido posible <33