lunes, 29 de julio de 2013

Capítulo treinta y cinco.


En el anterior capítulo...
-Te repito que no puedes hacer nada para detenerme.
-Desátame y vamos a ver-Le espetó una vez más. Esta vez parece pensarlo.

[Si queréis podéis poner esta canción para el principio del capítulo, lo escribí con esa canción de fondo :') Love will remember- Selena Gomez.]


-Está bien, tenía pensado matarte de una paliza. Pero creo que será más divertido si intentas defenderte-Se acerca y clava su fría mirada muy cerca mí.

Da una vuelta detrás de mí y siento como sus manos empiezan a desanudar la cuerda que impide que mis manos se muevan. Desvió la mirada un momento hacía Ale, tiene los ojos rojos y sus mejillas están llenas de lágrimas. Niega con la cabeza, y puedo ver el miedo en sus ojos. Trago saliva, voy a hacerlo. Voy a matar a este capullo. Siento como la sangre comienza a bombearme con normalidad por mis manos. Muevo mis dedos engarrotados y empiezo a recobrar la movilidad en ellos. 

-Muy bien Bieber, ya estás listo. Ven a mí, venga a tu padre-Dice Héctor apartándose un poco de mí y animándome con sus manos para que fuese a él. Sonrío.
-Vas a pagar por todo lo que has hecho-Le digo mientras me acerco a él.

Ya estamos frente a frente. Su mirada está clavada en la mía y viceversa. Le propino un puñetazo en su barriga y él se retuerce durante unos segundos, pero levanta la cabeza y me da en toda la cara. Oigo a Ale gritar debajo del espadrapo que tiene en sus labios. El golpe ha sido tan fuerte que me encuentro en el suelo, mi boca sangra. Escupo al suelo y veo como su cara tiene una mezcla entre orgullo y diversión, y eso hace que todos mis terminaciones nerviosas se disparen aún más. Me levanto de un movimiento y voy hacía él, agarrándole por la cintura y empujándole con fuerza contra la pared. Me dedico a darle patadas en su entrepierna a la vez le doy puñetazos en su cara. Con esto último consigo que su ceja empiece a sangrar.

-Juegas sucio, como tu padre-Dice, en un tono despectivo.
-Mi padre podría haberte matado, pero lo haré yo-Le dije acercándome de nuevo a él, ya que Héctor se había alejado. 
-Eres un hijo de puta-Me fui directo a él, para volver a abalanzarme y matarle con mis propias manos, pero con un movimiento rápido, saca una pistola de la parte trasera de la cinturilla de sus pantalones, y retrocedo-¿Qué te ha pasado?-Dice mientras se acerca a mí-¿Ya no vienes a por mí?-Ríe. Yo sigo retrocediendo hasta que doy contra la pared. Me deslizo sobre ella y quedo en el suelo. Trago saliva.
-Esto no era parte del trato-Dije, con una voz que resultó tan dura que ni yo sabía que podía tener ese tono.
-No había trato Bieber, y ahora vas a morir-Puso su pistola contra mi frente, y empiezo a sentir cómo miles de gotas de sudor empezaban a caer por mi rostro, tal vez alguna se mezclase con las lágrimas que empiezan a caer también por mis ojos-Vas a morir como lo hizo tu padre, por cobarde. ¿Preparado?

Veo a Ale al otro lado de la habitación, histérica. No para de moverse de su silla, intentando escapar de ahí. Sus ojos están asustados y también puedo ver el odio que desprenden, nunca la había visto así. 

-Te amo-Le chillo, y después de verla asentir mientras no dejaba de llorar, cierro los ojos con fuerza.

Oigo la risa de Héctor. Aquí acaba todo. Yo lo sabía. Pero ¿Quién dice que me arrepienta? La quise, y la ayudé. Todo esto es por ella, porque lo que le he dicho era verdad, la amo. Y volvería a hacer todo de nuevo con tal de volver a pasar los ratos que hemos pasado juntos, sin importar las consecuencias, sin importar que vaya a morir por ella. Lo haría diez veces más. Un estruendo hace retumbar toda la habitación. 

-¿Qué cojones...?-Oigo murmurar a Héctor. Abro los ojos.
-Ni se te ocurra volver a mirar a mi hijo a la cara-Un disparo. Un sólo disparo. Uno bueno, justo en el corazón. Veo cómo se cae de espaldas a mí, está muerto. Hasta la fecha pensé que mi padre había muerto, y ahora creo que estoy loco. Pero no soy el único, ya que Ale tiene los ojos abiertos como platos cuando el hombre la desata y la libera. Se acerca a mí-¿Estás bien hijo?-Esos ojos, esa sonrisa, era él.



(...)


Me duele tanto la cabeza que casi no puedo abrir los ojos. Al séptimo intento consigo hacer que se queden abiertos. Estoy tan aturdido que por un momento no sé ni donde estoy, pero en unos segundos veo que estoy en mi habitación. Me llevo la mano a mi frente, pasándomela por mi revuelto pelo. Tengo una toalla mojada en mi frente y la última imagen que tengo en mi cabeza es Héctor apuntándome con una pistola en la frente. Y la cara de Ale. Mierda, Ale. ¿Dónde está?


Alejandra.

A pesar de haberme quedado toda la noche despierta, intentando encajar todas las piezas, recordar todo... No puedo. No puedo creer que él esté aquí de nuevo, que nunca se haya ido. Mi cabeza no está preparada para procesar tantas emociones a la vez.

-¿Te apetece algo de beber, cariño?-Me dice Pattie mientras me acaricia el hombro. Niego con la cabeza y hago una mueca.
-¿Tienes idea-Se me quebró la voz, no podía creer que Jeremy Bieber estaba vivo, y que ahora mismo estaba hablando con él-tienes idea de cuándo despertará?
-No lo sé pequeña, ¿Por qué no vas a ver?-Dijo dulcemente mientras tomaba un sorbo de su cerveza. Desde luego no podía ocultar la felicidad en sus ojos. Parecía no ser el mismo Jeremy Bieber que yo recordaba. Sus tatuajes y su robusto cuerpo seguían ahí, pero desde luego no su rostro de pandillero. Me levanté para ir a ver a Justin-Alejandra.
-¿Mm?-Me volteé y vi que él se había levantado también.
-Te he echado muchísimo de menos, sabes que eres como una de ellos, de mi familia, de la verdadera-Mis ojos se cristalizaron.
-Elegiste a tu familia antes que a la banda-Empecé con un hilo de voz-Pero eso no es cierto. Tú dejaste las dos cosas. Desapareciste. Te dí por muerto, joder-Mis lágrimas empezaron a llenar mi rostro y Jeremy me aplastó contra su pecho mientras me acariciaba suavemente el pelo.
-Tenía que hacerlo pequeña. Sé que no tendría que haberlo hecho, pero no tenía elección-Su voz sonaba tan dulce como la nana que te cantaba una madre para que te durmieras.
-Te he echado tanto de menos, no sabes las cosas que he pasado sin que tu estuvieras aquí-Empecé a sollozar sin control, estallé-Todo el mundo se volvió loco y Héctor-
-Shh-Él cogió mi cabeza y volvió a acomodarla en su pecho-Ya todo ha pasado. Tranquilízate. 
-Está bien-Aspiré y asententí-Voy a ver a Justin.

Subí las escaleras limpiándome todo resto de lágrimas que hubiese en mi rostro, pestañeé un par de veces y poco a poco mis ojos volvían a la normalidad. Esto es lo que pasa cuando mi cuerpo se colapsa, demasiados sentimientos. Abro la puerta de la habitación de Justin lentamente, para no molestarle. Sin embargo, me lo encuentro despierto e incorporado a un lado de la cama. Una sonrisa se dibuja en mis labios.

-¡Justin!-Voy corriendo hacía él y me tiro encima, literalmente. Escucho su risa en mi cuello y mis sonrisas se descontrolan-Te quiero-Le susurro contra su cuello, ya que le tengo completamente pegado a mí.
-Y yo a ti, nena-Le escucho decir-¿Estás bien?
-Sí, pero eso debería decirlo yo-Suelto una risa algo nerviosa-¿Cómo te encuentras?
-Mm-Se pasa la mano por el pelo, que por cierto, esta sexymente despeinado-Me duele un poco la cabeza, pero por lo demás, estoy bien-Yo asentí y no aguanté más, choqué mis labios contra los suyos mientras le acariciaba la nuca y la parte de atrás de su pelo. Le había echado de menos, más que nunca. Me separé y le miré a los ojos por un momento. Tienen un brillo que nunca había visto, y sus ojeras le hacen parecer un niño pequeño, está increíblemente adorable.
-Te quiero-Le repito.
-Te quiero, siempre-Dijo él, y con una sonrisa, se acercó y volvió a juntar nuestros labios.
-Tengo-Me separé-Algunas-Le volví a besar-Cosas-Beso-Que-Otro más-Contarte.
-Ya lo creo, porque sólo recuerdo cuando casi muero. Pero no lo hice, porque estoy aquí-Hizo rozar mi nariz con la suya y sonrío-¿O esto es el cielo y tu eres un ángel?
-Cállate-Le empujo un poco con mi mano y él ríe-Es en serio. Es tu padre, Justin.
-¿Qué pasa?-Enarca una ceja y su rostro se tiñe de seriedad.
-Está-Trago saliva-Vivo.
-¿Qué?-Sus ojos se abren tanto que me asustan.
-Creo que él te lo va a explicar. Vamos, está abajo-Le cogí la mano y tiré de él.
-Pero-
-Confía en mí, ¿Vale?-Su mano temblaba bajo la mía, pero asiente y empezamos a bajar hacía el salón, donde se encuentran todos.

Justin.

Esto tiene que ser una broma o algo parecido, pero estoy tan aturdido que me gustaría volver a meterme en mi cama y descansar por una vida entera, pero junto a ella. Es totalmente imposible que...

-Hola-Él habló y fue como si todo mi mundo se detuviera de repente. Todos estaban ahí de pie, mirándome, esperando a que racionase. Desvío la mirada hacía mi lado, ahí está Ale, con mi mano cogida, apretándola. Su mirada me anima. "Vamos, tú puedes, Justin." Vuelvo la mirada hacía él y le examino. Sus ojos están tan cristalizados que parece que vaya a llorar. Su rostro está ahí, algo más envejecido, pero es él. 

-Papá...-Digo en un susurro-Estás...
-Sí-Contesta, antes de que yo termine la frase. Se acerca lentamente a mí y sin darme cuenta yo hago lo mismo, la mano de Ale ya no está estrechando la mía. Nos detenemos uno en frente del otro, con nuestras miradas fijas. Nada me sostiene, ni siquiera la tierra, me siento fuera de lugar. Sólo quiero ir y... 
-Papá-Repito, ésta vez, yendo hacía él y rompiendo esa distancia que por unos segundos fue nuestra única barrera, ya no era una vida. Le abrazo con toda la fuerza que tengo en mi cuerpo y siento su calidez. Me acaricia la espalda y yo empiezo a sollozar en su pecho, mis lágrimas caen sin parar por mis mejillas, y creo que estoy mojando su camiseta, pero a él no parece importarle. Me aferro a él durante segundos, minutos, aspiro su olor. Y ahora le recuerdo bien, es él. Estaba ahí y por un momento juré no volver a dejarlo ir jamás.

-Hijo-Susurró en mi oído. Pasaron unos minutos y me separé.
-Has-Se me quebraba la voz-Vuelto.





Después de comer toda la familia y Ale unida, por primera vez en muchos años, nos sentamos todos en el salón. Papá empezó a contar todo lo que había pasado después de que Héctor le disparase.

-Me dejaron inconsciente en el suelo, me dieron por muerto-Sonrió-Pero aguantaba más de lo que ellos se esperaban.
-¿Ellos?-Intervino Ale.
-Frank formaba parte de esto también-Contestó mi padre.
-Capullo-Oí susurrar a Ale. Apreté su mano un poco más contra la mía y una sonrisa salió de sus labios.
-Casualmente un señor con su hijo salían a buscar a su perro, se había escapado. No le encontraron-Hizo una pausa mientras todos le escuchábamos-Pero me encontraron a mí y me llevaron hasta su casita en el bosque no muy lejos del lugar. Estuve un mes allí, curándome y rezando porque no te hubieran encontrado-Me miró-Hasta que tuve que decidir algo. No podía volver, porque Frank y Héctor querrían terminar con lo que habían empezado, así que decidí empezar una nueva vida en California-Recordé mi beca, mientras no dejaba de escuchar-Fue demasiado fácil dejar el pueblo, todos me daban por muerto. Creí que todo saldría bien de ahí en adelante, pero no. No me fue tan fácil olvidarme de vosotros, estuve meses trabajando y yendo a casa, sin hacer nada más. Lloraba cada noche recordándote, pensando en que no te vería crecer nunca más, que no vería a tu madre, que no volvería a recuperar mi anterior vida nunca-Sentí cómo una lágrima caía por mi mejilla.
-¿Y qué pasó después?-Preguntó la abuela, intrigada. Mi padre sólo sonrío.
-Pasaron seis meses, o tal vez algo más antes de que empezara a hacer una vida normal. En el trabajo conocí a una mujer, Erin. Ella me ayudó a superar todo, incluso sabiendo sobre lo que era y por lo que había huido, permaneció a mi lado. Ahí fue cuando pensé que me había enamorado perdidamente de ella. Nos casamos y a los cuatro años lo dejamos, no éramos tan compatibles como creíamos-Mi padre rió una vez más para sus adentros, cómo si estuviera recordando todo-Ella siempre supo que no te pude superar-Levantó la mirada y miró a mi madre, quien no dejaba de sollozar. Y me resultaba muy difícil saber si era de tristeza o si era de felicidad-A día de hoy somos amigos, muy buenos amigos. Y tenemos dos hijos pequeños, que estoy deseando que todos conozcáis.

-Yo sin duda quiero conocerlos-Digo, mientras aspiro. Mi padre sonríe y me pasa una mano por encima del hombro.
-¿Y cómo se enteró de que Héctor quería matar a Justin?-Dijo Ale, se muerde el labio.
-Pues-Mi padre empezó-No le oculté a todo el mundo que me había muerto, en realidad. El padre de Ryan sabía que me había mudado, y bueno, un día me llamó, diciéndome todo el plan de Héctor y también el vuestro, por cierto-Nos miró a Ale y a mí-Y decidí que era hora de que Héctor pagará por todo. Y cuando llegué y vi que te tenía a tiro con la pistola, algo dentro de mí crujió y reaccioné. Por los dos, claro-Guiñó el ojo a mi novia.
-Gracias, Jeremy-Dijo Ale asintiendo. Él se lo devolvió con una sonrisa. Todo volvía a ser como antes, todo volvía a ser felicidad.

Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí , por favor?

HOOOOOOOOOOOLAP :3 Ya estoy aquí con un nuevo capítulo. Bueno, os calculo que en un par, o tal vez tres capítulos, se acabe la novela. Lo siento, pero voy adelantando que seguiré escribiendo muchísimas cosas y lo haré en este mismo blog pero cambiando el diseño de este, así que me encontraréis aquí siempre (: Os quiero, gracias por haber aparecido desde las sombras (mis queridas lectoras fantasmas) Y a todas las demás <333

jueves, 25 de julio de 2013

Capítulo treinta y cuatro.


Alejandra.


Cuando dejé a Justin en casa me dirigí directamente de nuevo al almacén, donde todos seguían igual de impresionados con lo que había pasado. Héctor me miraba con desdén y sabía que eso no era nada bueno. Pero estaba dolida, y la ira junto con la adrenalina llenaba mi cuerpo. Jeremy Bieber era como mi instructor, fue él el que me enseñó a manejarme con todo este tema. Podríais pensar que era un capullo, por enseñar a una niña este tipo de vida, pero no lo era, me salvó la vida. A pesar de cambiar de casa cada mes prácticamente, él seguía conmigo, y no solo me instruía, sino que también me cuidaba. Recuerdo el día que me dijeron que había muerto. Lo mejor de todo es que quien me lo dijo era Héctor, y sin embargo estaba tan triste que no podía ver que había sido él quien había sido y había tenido la vergüenza de ir y contárselo a una niña. Apreté mis puños y me dirigí al círculo que habían hecho para hablar este tema.

-¿Por qué coño lo hiciste, Héctor?-Le espeté. Notaba cómo mi voz temblaba y necesitaba que eso cambiara, era fuerte, tenía que serlo.
-Él era una mierda, súperalo Ale-Dijo con una sonrisa. Yo hice una mueca.
-Eres un cabrón-Susurré clavando mi mirada en él. En un solo movimiento, Héctor estaba delante de mí, ahogándome con su mano agarrada con fuerza a mi cuello.
-Cállate zorra, tú no sabes nada, ni la mitad de lo que crees que sabes-Su aliento se estampaba en mi cara y cerré los ojos con fuerza, me estaba volviendo demasiado vulnerable-Bieber nos traicionó, a ti también.
-¿Por qué? ¿Por querer a su familia? Por lo menos él tenía una…-Dije con los ojos acuosos, mierda. Esto se me estaba yendo de las manos.
-Tranquilízate Alejandra, no podemos volver a la vida a Bieber, así que dejemos el tema ¿De acuerdo?-Dijo Frank metiéndose entre Héctor y yo. Unas manos se posaron en mis hombros y cuando me giré, la sonrisa de Ryan hacía que me tranquilizase un poco.  Asentí.
-Y ahora que sabéis que Justin es su hijo, ¿Qué va a pasar?-Dije con la voz quebrada. Frank y Héctor se miraron entre sí, y asintieron. Ahí fue cuando entendí, Frank sabía todo esto.
-Tienes que alejarte de él o-
-¿O qué?-Espeté.
-Ale-Dijo Frank-si no, vamos a tener que matarte a ti también.
-¿Qué coño estás diciendo?-chillé-¿Vas a matarle porque era el hijo de Bieber?
-Se me escapó una vez, no más. Y cállate la boca o tendré que callártela yo mismo-Espetó Héctor.
Ryan, Danielle y Brit me cogieron de los brazos y me llevaron fuera del almacén, yo estaba enrabietada, furiosa, querían matar a Justin. No podía parar de pensar en otra cosa. ¿De veras? ¿Tendría que repetirse la historia? No si yo no lo permitía, y no lo permitiré.

-¿Estás bien?-Dijo Brit rodeándome con su brazo. La miré a los ojos un segundo y las piernas me temblaron. Caí de rodillas al suelo y empecé a llorar, no podía aguantar más presión, no ese día.
-Van a matarlo, van a matarlo…-No podía dejar de pensar en otra cosa.
-No lo van a matar, tranquila-Dijo Danielle acariciándome la espalda.

Justin.

Estoy jugueteando con una pelota de baloncesto. Juego a encestarla en mi papelera, el grado de mi aburrimiento es bastante alto, como se puede apreciar. Unos golpes a la puerta me hacen fijar la mirada en ésta. Mi madre asoma su cabeza y con una sonrisa pasa a mi habitación.
-¿Cómo estás, cariño?-Me dice mientras yo me acerco a ella.
-Muy bien-Le sonrío-¿Cómo ha sido? Ya sabes…
-Ale es muy especial, Justin. Vas a tener que saber cuidarla muy bien y hacerla olvidar todos sus demonios, porque su pasado la persigue y nadie mejor que tú sabe que el pasado siempre te persigue y está ahí, pero puedes superarlo, aún que ella no lo crea-Mi madre acarició mi mejilla y ahí comprendí.
-¿Sabes que ella-
-¿Qué está en la banda de papá?Sí, lo sé. Y no hace falta que te diga que los dos corréis peligro, sobre todo tú, Justin-Agaché la cabeza, sabía eso desde que me enteré de donde estaba Ale metida. Y ahora que toda su banda sabe quien soy, el peligro que corro es el doble.
-La quiero-Susurro. Mi madre me abraza y me da un beso en la mejilla.
-Vais a estar bien, ya lo verás-Dijo contra mi cuello. Rezo para que eso sea cierto.



A la mañana siguiente recibo un mensaje de Ale, quiere quedar conmigo en 15 minutos en el parque que hay en frente de nuestro colegio. No entendí la prisa, pero me arreglé y fui, sin pensarlo. Allí me la encontré sentada en un banco, con la cabeza agachada.

-Hola-Le dije. Ella levantó la mirada y me quedé asombrado. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y dilatados. Sus ojeras decían que no había dormido en toda la noche, incluso durante más tiempo. Estaba pálida-¿Estás bien?
-Estoy…-Tragó saliva y cerró los ojos antes de volver a hablar-Bien.
-Ale-Me senté a su lado-¿Has estado bebiendo o tomando drogas?-Le dije volviéndola a mirar a los ojos. Ella me miró y sus ojos estaban cristalizados. Negó con la cabeza-Entonces dime qué está pasando.
-Ellos-Empezó-Quieren matarte. Tienes que irte-La voz le temblaba.
-¿Qué? ¿Por qué?-Dije con los ojos abiertos, no podía creerlo.
-Por tu padre. Te lo dije, no soy buena para ti. Tendrías que haberme hecho caso y haberte alejado de mí, joder-Espetó-Ellos quieren matarte.
-¡Esto es una puta mierda!-Chillé levantándome-¿Cómo puedes permitir que jueguen así con la vida de alguien? ¡Es la mía joder!
-¿Qué  cojones quieres que haga? ¿Te crees que puedo solucionarlo?-Gritó ella.
-Muy bien-Me volví a sentar e inspire profundamente-Voy a matar a ese cabrón antes de que él me mate a mí, eso es lo que haré-Tragué saliva.
-¿Qué? No puedes, Justin.
-¿Va a decirme lo que tengo que hacer ahora?-Le espeté y al segundo, me arrepentí. Ella se dio la vuelta y empezó a alejarse-Ale ¡espera!-La seguí y la cogí la mano.
-Suéltame por favor-Suplicó, estaba llorando-Dime ¿Qué hago yo? Dime que hago porque sé que esto es una mierda, y yo te he metido en ella. Ya sé que yo tengo la culpa de todo y que si te matan será todo mi culpa y que-
-Shh-No podía oír más ¿En serio ella creía todo eso? La abracé lo más fuerte que pude contra mi pecho y ella empezó a sollozar en él-Nada de esto es tu culpa, amor. Te quiero, y si no hubiera sido por ti, no sé que hubiera hecho.
-Mientes-Dijo en mi pecho.
-No miento. Eres una de las mejores cosas que tengo-La besé el pelo.
-¿De verdad?-Elevó la cabeza para encontrarse con mi mirada.
-De verdad-Sonreí, asentí y estampé mis labios contra los suyos-Vamos a superar esto.
-No vas a estar solo-Se separó de mí y yo fruncí el ceño-¿Crees que voy a dejarte solo en esto? Voy a ayudarte a matar a Héctor.
-No puedes, Ale. Irán tras de ti también entonces-Le acaricié la mejilla y metí un mechón de su castaño pelo detrás de su oreja.
-Justin voy a ayudarte quieras o no. Héctor me ha hecho de todo, y ni siquiera puedes pensar en todo lo que he pasado hasta armarme de valor para enfrentarme a él. Ahora podemos. Tú y yo.
-Tú y yo, siempre-La susurré muy cerca de sus labios.
-Siempre-Respondió ella y unió nuestros labios.


Alejandra.

Nos pasamos toda la semana preparándolo. Yo no dormí en casa, sino que dormí en la de Justin, con el permiso de su familia me dejaron quedarme unos días hasta que mi Padre de acogida “volviera de sus vaciones” era todo pura mentira, obviamente. Pero tenía tanto miedo de volver a la casa que preferimos mentir al respecto. Cuando terminé de vestirme para bajar a desayunar unas manos se posaron en mi cintura, haciéndome sonreír.
-Buenos días-Susurró en mi cuello.
-Buenos días-Me giré y le di un pequeño beso en los labios.
-¿Has dormido bien?-Justin arqueó las cejas.
-Bueno-Me encogí de hombros-Tu familia volvió tarde anoche y un señorito no me dejó dormir mucho, la verdad-Dije poniendo los brazos en jarras.
-¿Ah sí? ¿Y qué hicisteis? ¿Jugasteis a el ajedrez?-Su tono era divertido y pícaro a la vez, me encantaba el Justin divertido y sexy.
-Sí, al ajedrez-Me eché a reír y le di un manotazo en el pecho para apartarle y así poder seguir haciendo la cama.
-Adivina qué-Dijo sentándose en la mesa del escritorio. Para qué estarán las sillas ¿Verdad?
-¿Qué?-Le miré, elevando una ceja.
-Me han mandado una carta de la universidad de California, la que solicité beca de fútbol-Dijo quitándole importancia elevando una mano.
-¿Qué?-Me acerqué hasta apoyar mis manos en sus muslos-¿Te han cogido?-Miró a su lado y había un gran sobre blanco encima del escritorio-Ábrelo, ¡Vamos!
-No sé… es que…-Se mordió el labio.
-Vamos Justin-Cogí el sobre y se lo puse en las manos-Ábrelo.
Él me dio una mirada más, estaba aterrado. Comenzó a abrir el sobre lentamente, tanto, que hice un sonido imitando a un ronquido para indicarle que me estaba durmiendo. Él carcajeó y por fin lo abrió. Había un montón de papeles ahí metidos, dios. Empezó a leer el primero, y después me miró. Una sonrisa tiró de sus labios.
-¿Qué? ¡Di!-Le dije.
-Me han aceptado. Me han concedido la beca de Fútbol-Dijo como si casi ni se lo creyera.
-Eso es increíble, enhorabuena-Le dije besándole. A pesar de la sonrisa que tenía en mi rostro y que no podía dejar de enseñar ni disimular, un vacío empezó a instalarse dentro de mí. Justin se iría a California en otoño y yo… seguiré estancada aquí.

Esa misma noche, nos encaminamos hacia el almacén, no sin antes haber hablado con Ryan. De acuerdo, no quería meterle a él en esto, pero no dejaba de decir que esto cambiaría mi vida, y que sería un buen pase para despedirme de todo esto, y que si era para eso, él haría lo imposible. A estas horas sólo están Héctor y Frank en el almacén.

-Entraré yo solo-Dijo Justin cuando estábamos en la puerta trasera.
-Justin, pueden matarte-Le cogí la mano.
-Nena no pasará nada, lo prometo-Me besó la frente y yo asentí. Él entró.

Justin.

Avancé por los pasillos sin ningún problema, ya que sabíamos que a esta hora solo estarían Frank y Héctor haciendo contabilidad y era más fácil. Me pegué a la pared cuando llegué a la habitación de donde provenían sus voces. Iba a hacerlo por mi padre, por todo lo que le ha hecho a Ale. Ese cabrón iba a pagar todas y cada una de las cosas que había hecho.

-Te estábamos esperando-Alguien me tocó el hombro con fuerza y lo último que recuerdo fue la cara de aquel cabrón riéndose.

(…)


Abro los ojos lentamente, los párpados me pesan más de lo que deberían, pero aún así mantengo los ojos abiertos. Un baño de agua fría cubre mi rostro ahora.
-Despierta, princesita-Dice alguien detrás de mí. Intento girarme pero no tardo en darme cuenta de que estoy atado a una silla de pies y manos.
-¿Qué estás haciendo?-Digo mirándole.
-Qué estabas haciendo tú, jovencito. No deberías jugar con fuego, acabas quemándote.
-Vas a pagar por todas las cosas que has hecho Héctor-Le espeté.
-A mí me parece que el que va a morir hoy aquí eres tú-Su cara se acerca demasiado a la mía-O puede que ella-Señala a una esquina de la húmeda habitación y veo a Ale amarrada como yo, pero ella tiene una cinta de esparadrapo en la boca.
-Mierda Héctor ¡Suéltala! Voy a matarte, joder-Le grito.
-Bieber, mira a tu alrededor y date cuenta quién es el que está atado y jodido hasta más no poder. Ese eres tú, y vas a acabar como tu padre, amigo mío.
-No te atrevas a mencionarle hijo de puta…-Le espeté.
-¿Qué vas a hacerme?-Carcajeó y yo le escupí en toda su cara-Te estás cavando tu propia tumba, espero que sepas eso Bieber-No me da tiempo a reaccionar cuando siento un puñetazo en mi boca. Maldigo en voz baja y escupo al suelo-¿Qué dices ahora, Bieber?-Una patada en mi pecho hace que mi ira se descontrole por todo mi cuerpo.
-Desátame y vamos a ver quién es el hombre aquí, capullo-Le digo. Pero solo me gano una carcajada y otro puñetazo en mi cara de su parte.
-Calla, no te conviene hablar ahora. Pensaba que lo sabrías-Dice-Si quieres que tu querida novia siga con vida-Desvío la mirada a Ale. Tiene los ojos rojos y sé que ha estado llorando, me mira aterrada y niega con la cabeza. “Te quiero” La digo en un susurro y ella hace una mueca.
-Ni se te ocurra tocarla. Además-Sigo-Mi padre era un traidor por no poner la banda antes que a nosotros, pero, tú vas a matar a alguien de tu familia ¿Eso no es deshonra?
-No, si la zorra de la chica nos ha traicionado liándose contigo-Otra patada más. No puedo más, no estoy preparado para esto. Me retuerzo de dolor mientras él ríe.
-No la insultes…-Susurro.
-Te repito que no puedes hacer nada para detenerme.
-Desátame y vamos a ver-Le espetó una vez más. Esta vez parece pensarlo.

Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí , por favor?

Hooooooooolap. Bueno, ya estoy aquí de nuevo. Y vengo con una pequeña noticia. El final de esta novela está llegando y la razón por la que no la he alargado es básicamente que, no tengo lectores y los que tengo (casi todos menos mi mami psicopata de ask y alguna más) son como fantasmas so...
Espero que disfrutéis este capítulo y volveré pronto <33 

Sonríe a la vida.

martes, 9 de julio de 2013

Capítulo treinta y tres.

En el anterior capítulo...

-Mierda. Es mi móvil-Maldije. Me levanté casi desnuda hasta el escritorio a coger mi móvil, y juro que por un instante sentí vergüenza de que Justin no dejara de mirarme de arriba abajo-Para de mirarme, Justin.
-Nena, estás buenísima ¿Te lo he dicho alguna vez?-Dijo en un gruñido tan sexy que me temblaron las piernas. 
-Cállate-Le espeté. En la pantalla de mi móvil aparecía un nombre, y un mensaje. 


Frank.

"En media hora en el almacén, no te olvides."


Maldije con todas mis fuerzas. Se me había olvidado completamente, joder. 

-¿Pasa algo?-Justin apareció detrás de mí. Pasó sus manos por mis caderas y me abrazó contra él.
-Pues...-Me mordí el labio y me giré para mirarle-Tengo que irme-Frunció el ceño.
-¿La banda?-Asentí y él hizo un puchero.
-No seas tonto-Le sonreí y le di un manotazo en el pecho. Me alejé de él mientras buscaba mi ropa y empezaba a vestirme. Unas manos se posaron sobre mis hombros y unos labios besaban mi cuello-Justin...
-Déjame-Besó mi cuello una vez más-Ir-Otro beso-Contigo.
-No puedes, ya lo sabes-Le susurré en un jadeo.
-Por favor, ya fui una vez-Seguía ahí, depositando pequeños besos mojados por todo mi cuello, de arriba abajo, casi me tenía convencida-Por favor-Dijo contra éste, en una voz tan sexy que mi espalda fue sacudida por un escalofrío.
-Mm-Me mordí el labio-Está bien. Pero-Me giré, apartándome un poco más, sino, sé que no iría al almacén-Pórtate bien y no hagas nada raro ¿Entendido?
-Vale mamá-Se echó a reír.
-Va en serio Justin, es importante-Le dije con un tono más duro. Él asintió y sonreímos, nos besamos.


Cuando llegamos a la puerta del almacén, estaba nerviosa. Iban a matarme si sabían que Justin estaba aquí. De hecho, ya había estado alguna que otra vez, y todo el mundo sabía que salíamos así que no le puse problema. Aparqué la moto y sonreí pensando en la comida y en todo eso. Había salido bien. Les había caído bien. Aún que la gente normal pensaría que es una tontería para mí significaba mucho más que eso, y lo había conseguido. Justin me estaba hablando.

-¿Qué?-Le dije algo aturdida.
-Te estaba diciendo que sí estrábamos-Soltó una risita-¿Estás bien?
-Sí, sólo estaba pensando...-Mordí el interior de mi mejilla-¿Estás seguro de que quieres entrar? No sé lo que tengo que hacer hoy.
-Voy a estar contigo, Ale. Ya hemos hablado esto que haces, y quiero seguir aquí-Hizo rozar mi nariz con la suya y después me dio un corto beso en los labios.
-Vamos-Nos cogimos de la mano y entramos. Allí se encontraban Ryan, Brit y Danielle. También estaba Chris y Frank en una esquina hablando separados de los demás.

-¡Ale!-Danielle vino hacia mí y me dio un gran abrazo que yo acepté-Hace siglos que no te veo-Y desvió la mirada hasta Justin, después volvió la vista a mí y sonrió pícara.
-Eres idiota-Le dije riendo. Nos acercamos a los demás y saludamos a todos. 
-¿Queréis algo de beber?-Preguntó Chris acercándose a nosotros con Frank. Miró a Justin un momento y enarcó las cejas mirándome a mí.
-Yo quiero una cerveza-Dijo Justin con una sonrisa, falsa, pero eso sólo lo sabía yo.
-Yo quiero otra-Dije y vi como Frank saludaba a Justin asintiendo con la cabeza y sonriendo. Justin hizo lo mismo y yo suspiré aliviada.

Cuando Chris vino con las dos cervezas empezamos a ver cómo Brit intentaba enrollarse con Ryan y a reírnos todos de ella. Estaba borracha y drogada, no sabía ni lo que hacía. Divertía ver al pobre Ryan rechazándola y ella haciendo pucheros y lloriqueando. A los dos minutos volvía a intentarlo y todos carcarjeábamos. Por primera vez en bastante tiempo me sentía... bien. Justin no soltó mi mano ni un minuto y nuestras miradas eran cómplices de nuestro amor. ¿He pensado yo eso? Sí, lo he hecho. Por primera vez sentía que ninguno de los que estábamos aquí era superior al otro, que podíamos divertirnos todos juntos, menos Ryan, que intentaba escapar de Brit. No podía dejar de elevar las comisuras de mis labios, todo iba demasiado bien.

-Ale-Me susurró Frank-¿Puedes venir un momento? Tenemos que hablar. Tienes trabajo que hacer.
-Claro-Me levanté y me fui con el a su "oficina" para poder hablar bien.



Justin.

Nunca pensé que esto podía convertirse en algo divertido. Ahí comprendí que era como un grupo normal de amigos que se divierte junto. Sonreí. Lo único que los diferencia es que tienen un trabajo un tanto ilegal, pero son como cualquier otro grupo de chicos adolescentes, sólo quieren vivir. Como Mike, como David, como yo, como Ale. 

-¿Y bien?-Dijo alguien a mi lado-¿Sigues siendo la estrellita del fútbol o de la falta de entreno se te han podrido los huesos, Justin?-Dijo Ryan con tono divertido y desafiándome con la mirada.
-¿Por qué no lo comprobamos?-Le dije yo con una sonrisa.

Él asintió y se levantó, dejando a Brit, que estaba en su regazo dormida, sobre el sofá bien acomodada. Cogió un balón de un pequeño armario y empezó a darle pequeños toques a este hasta que calló al suelo. Sonreí haciendo un puchero y él me dio una palmada en la espalda, era mi turno.
Ryan era más bueno de lo que podía imaginar. Incluso podría arriesgar y decir que era mejor que Mike. Su técnica era perfecta, pero podía adivinar que lo que le fallaba era la resistencia.

-Deberías apuntarte a fútbol conmigo el año que viene, Ryan-Le dije, a lo que él respondió con una carcajada.
-Sí, claro-Susurró. Seguimos jugando más tiempo, ya ni sabía la hora que era, pero no me importaba, porque estas personas sabían pasárselo bien.

-¿Qué coño pasa aquí?-Irrumpió una voz grave en la sala que hasta hizo que Brit despertara-¿Nadie tiene que trabajar hoy?
-No que sepamos, Héctor-Dijo Brit con una voz casi inaudible. 
-Está borracho-Oí decir a Ryan. Me encogí de hombros y negué con la cabeza, quitándole importancia. Me giré hacia aquel hombre y nuestras miradas quedaron clavadas una en la otra.



-Papá, tienes que enseñarme a pescar tan bien como tú-Le dije asombrado, admirando aquel gran pez que acababa de pescar. Él rió.
-Justin, cuando seas mayor, y tengas más fuerza, pescarás peces más gordos que este, te lo prometo. Serás mejor que tu viejo padre-Su voz se quebró, yo aún era un niño, pero sabía que mi padre no era un hombre de los que se quedaba sin palabras.

 Los dos nos quedamos mirando al horizonte, el sol casi se había ido, y eso dejaba un cielo con colores anaranjados y rojizos que pocas veces había visto. Papá paso su brazo por mi hombro y me abrazó contra él, acariciándome la espalda con su mano.

-Serás mejor que yo, Justin-Susurró en uno tono melancólico. Levanté mi cabeza para mirarle, y una lágrima había salido de sus ojos.
-Papa...
-Qué bonita escena familiar-Dijo alguien detrás de nosotros. Mi padre ni siquiera se inmutó para mirar a aquel hombre que llevaba una bandana negra en el pelo, como solía llevarla mi padre-Lástima que tenga que arruinar el final feliz-Miré a mi padre una vez más, cerró los ojos con fuerza y dio un último apretón a mi hombro. Me giré para volver a mirar a el hombre, llevaba una pistola en la mano. 

-Corre, Justin-Me susurró-Corre como si te persiguieran una manada de lobos, cómo en las películas, ya sabes.
-Pero papá-
-Justin-Me cortó-Te quiero, cuida mucho de mamá. Y ahora corre, vamos-Me pegó un empujón que hizo que me levantará.
-No Bieber no, esto no funciona así. Tu mueres, y tu querido hijo también-Dijo el hombre-Pero primero irás tú, no me será demasiado difícil encontrar a tu hijo después.
-Vete al infierno, Héctor. Sabía que estabas planeando algo como esto. Porque sé que quieres mi puesto-Héctor carcajeó y yo me escondí en un árbol, no podía verme ahí.
-Bueno, ¿Se te ha ocurrido pensar que también lo haré porque eres un hijo de puta? Antepusiste tu familia antes que a tu banda, eso es una puta deshonra, y más siendo el jefe.
-Quiero a mi familia, y eso no va a cambiar, así que vas a tener que matarme-Dijo mi padre, sonó casi como un estruendo. ¿De verdad mi padre iba a morir como pasaba en las películas? Por primera vez, tuve miedo.
-Bieber, me lo estás poniendo muy fácil-Cogió la pistola y se arrascó con ella la barbilla para luego apuntar con ésta a mi padre. Tragué saliva y cerré los ojos con mucha fuerza.
-Te veo en el infierno, Héctor.
-Adiós, Bieber-Cuando abrí los ojos y me decidí a detener a aquel hombre, un estruendo salió de su pistola. Vi como mi padre caía al suelo de rodillas, con los ojos fuera de sus órbitas. Un segundo disparo hizo que su pecho rebotara contra sí. Yo no quería ser una mierda, no quería tener miedo. Pero mis ojos se aguaron y me tiré al suelo, llorando cual niño que soy. Ahora entendí por qué mi padre me preparó como un hombre todo este tiempo, él sabía que esto pasaría, me preparaba para poder afrontarlo. Unos minutos llorando me bastaron para lamentarme, sabía que en ese momento tenía que ser fuerte. Una ira que un niño pequeño no debería tener se desató dentro de mí, y juré vengarme del capullo que había matado a mi padre. Asomé mi cabeza por detrás del árbol y recordé su cara para siempre, se me quedó grabada, no la olvidaría nunca, hasta que lo tuviera muerto entre mis brazos.
-Tu eres el siguiente, pequeño Bieber.


Sentí como mis ojos se volvían a poner acuosos, pero esta vez no iba a llorar. Me había mentalizado mucho durante estos años sin papá. No le quité la mirada de encima a ese hombre, al que mató a mi padre. Él me reconocía perfectamente.

-Bieber-Susurró. Toda la habitación se quedó en absoluto silencio, todos los que estaban en la habitación ya sabían quien era yo. Tragué saliva.
-Héctor-Dije, con voz dura.
-¿Qué haces aquí?-Su voz se tornó divertida y sonreía cínico. Pero yo no iba a ceder a sus tonterías, no ahora.
-Eres un hijo de puta-Dije.
-¿Justin es el hijo de...?-Oí a alguien susurrar.
-¿Así me tratas después de tanto tiempo? Creí que eras mi amigo ¿No?-Carcajeó Héctor.
-Tú mataste a mi padre, ¡cabrón!-Le grité. Apreté mis puños y me lancé a él.
-¿Y qué vas a hacerme? Rezar, ¿Cómo hizo tu padre?
-Voy a matarte-Le dije contrayendo mi mandíbula.
-¿Qué está pasando aquí?-La voz de Frank hizo estruendo en la habitación. Ale estaba a su lado, con las manos puestas en su corazón. Cuando crucé mi mirada con la suya, vi que estaba aterrada.
-Ale, llévate a Justin de aquí, ya-Dijo Ryan-Ale, joder-Dijo una vez más, ya que ella no respondía. Ella negó con la cabeza y se acercó a nosotros, me cogió del brazo y tiró de mí hasta el aparcamiento, donde respiró tranquila.

En mi vida había estado tan cabreado, en mi vida había tenido tantas ganas de matar a alguien, joder. Quiero volver ahí dentro y matarle con mis propias manos. Ese hombre mató a mi padre, y casi me mata a mí. Apreté mis puños, intentando calmarme. 

-¿Se puede saber qué ha pasado ahí dentro?-Espetó Ale al cabo de unos minutos de camino.
-¿Que qué ha pasado?-Chillé-Ese hijo de puta mató a mi padre, Ale. Fue él-Ella abrió mucho los ojos y pegó un frenazo, saliéndose de la carretera. El coche quedó parado y un silencio nos invadió. Pegué un golpe a la guantera del coche, estaba incontrolable.
-Héctor-Empezó-Fue el hombre que...-Se le quebró la voz.
-Sí-Apreté la mandíbula. Un sollozo salió de la garganta de Ale y eso hizo que me relajara lo suficiente-Eh-Cogí su cara entre mis manos.
-Lo siento tanto, Justin-Susurró.
-Nena no tienes que sentir nada, está bien. Va a estar bien, tú no has hecho nada-Le dí un pequeño beso en los labios-Todo está bien.
-¿Crees que Héctor va a dejarlo estar?-Preguntó.
-No lo sé, pero creo que eso no va a pasar.

Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí , por favor? 

Prometí subir más amenudo y bueeeeeno... aquí lo tenéis, espero que lo disfrutéis mucho. sdfghjklñ os quiero <3 Ya sabéis que podéis comentarme cualquier cosa por Twitter, Ask o agregándome a Tuenti! (:

domingo, 7 de julio de 2013

Relato ~ One time.

-Hola cariño-Me decía mi madre desde la cocina cuando llegué. Le dí un beso en la mejilla y sonreí-¿Qué tal tu primer día de clase?
-Bien-Me encojo de hombros.

En realidad había sido una pura mierda. El colegio apestaba en sí, pero si entrabas a un colegio nuevo en su último año de clases, y eras una persona como yo, era realmente un problema. Mi familia había decidido mudarse desde Londres hasta California por el trabajo de papá. Según ellos "Sería una experiencia muy productiva para mí y un buen cambio de aires" Además de tener a mi padre cerca. Lo que ellos no entienden, es que yo era una adolescente, y que para mí no era tan fácil encajar este tipo de situaciones. Por no mencionar que no tengo el don de relaciones públicas precisamente. La tímida de la clase, la que prefiere no llamar la atención, la que no quiere sobresalir del resto de alumnos. Cogí un pequeño bol y pusé unos cuantos cereales en él con algo de leche para llevármelo a mi habitación y comerlo mientras veía alguna serie en mi ordenador. Me senté sobre la cama y suspiré. De acuerdo, pensaba que mi primer día de clases iba a ser mucho peor, incluso pensaba en que podrían hacerme alguna novatada. Pero no fue así. Hice una amiga, Grace, y comí con su grupo de amigos. Eran todos muy simpáticos, incluso me animaron a comer con ellos el Lunes de nuevo. Todo el mundo se portó muy bien conmigo, incluso un chico se ofreció a traerme en su coche a casa, cosa que por supuesto ni se me pasó por la cabeza, ya que ni siquiera le conocía. Sonreí y con un "Gracias, pero prefiero coger el bus" me despedí de aquel-Guapísimo-chico. Por un segundo me arrepentí.

Así pasé mi tarde. Viendo series en mi ordenador, comiendo algo de helado después de mi bol con cereales, y pintándome las uñas de un rosa pálido, algo no fuera de lo normal. Hacia las 8 de la noche mamá se fue con papá a una cena romántica preparada por mi padre. Aconsejado por mí, ya que papá está demasiado concentrado en su trabajo y mi madre estaba comenzando a notarlo y a cansarse de eso. Mi móvil -comprado hace un par de días por mi padre con una nueva tarjeta con mensajes ilimitados- vibró encima de la mesa de mi escritorio. Maldecí un momento por tener que levantarme de la cama y apartar el ordenador de encima de mí. Vibró un par de veces más antes de cogerlo.


"Fiesta en casa de Kail a las 10 pm."

Ni siquiera sabía quien era Kail, por dios. Los otros dos mensajes decían lo mismo. Ni siquiera tengo guardados los diferentes números que me lo mandaron. Creo que sólo tengo en la agenda a mamá, papá y bueno, a Grace. Me senté en la cama mirando el mensaje. ¿Cómo iban a invitarme? Nadie me conocía. Mi nombre era "La chica nueva" o "La chica con acento londinense" Bloqueé el móvil y lo tiré en mi cama. Volví a coger el ordenador y seguí viendo mi serie. Miré la hora, las 8:30 pm. Bueno... si quisiera ir tendría bastante tiempo para no ir hecha un desastre. No, Claire, no vas a ir a esa estúpida fiesta. Y ¿Por qué no? También era un oportunidad para conocer a alguien más, hacer amigos, e integrarme. Pero primero tenía que averiguar dónde estaba la casa de ese tal Kail. Llamé a Grace.

-¿Grace?
-Soy yo-Dijo una voz muy aguda a través del teléfono, era ella.
-Por casualidad sabes donde está la casa de un chico llamado Kail?-Dije mordiéndome el labio.
-¿Eso significa que vas a venir a la fiesta?-Gritó.
-Mm creo que sí, pero tienes que decirme donde está.
-Calle Richmond Parkway. Número 29. ¡Te veo allí Claire!

Antes de que pudiera contestarla ella ya había colgado. Respiré hondo y empecé a prepararme para aquella fiesta que no tenía ni idea de qué me depararía. Cuando terminé de ducharme, empecé a mirar mi ropa para elegir qué me pondría. Pasados unos minutos empecé a maldecir, ya que no tenía nada-Ni tampoco sabía lo que se llevaba-Para una fiesta así. Mucho menos en California, que por lo que he visto las chicas visten un tanto... no sabría cómo decirlo, con poca ropa. Fui al armario de mi madre, donde encontré unos vaqueros algo desgastados. Me los probé y me quedaban algo ajustados. Las 9:30 am. ¡Mierda! Cogí un top/corsé negro que dejaba al descubierto un poco de mi barriga. Cuando me miré en el espejo me quedé asombrada, no estaba acostumbrada a llevar este tipo de ropas, por supuesto. Puse un poco de rímel en mis ojos y solté mi pelo, que para colmo no podía alisar por falta de tiempo. Un pitido en la calle me sacó de mis pensamientos, el taxi había llegado. Escribí una nota rápida a mis padres y salí corriendo hasta el coche que ya estaba esperando. 

Cuando llegué a la calle, no hacía falta saberse el número de la casa de Kail, donde se celebraba la fiesta. Podías oíd perfectamente el ruido de la música y la gente casi antes de doblar la esquina. Pagué al conductor, y con una sonrisa me dirigí a la casa. Para mi bien, nadie me miraba raro ni nada de eso, cada uno estaba a su tema, a su chica, o tan borracho que no me distinguiría ni de su propia madre. 

-¡Claire!-Gritó alguien detrás de mí una vez estaba dentro de la casa. Se abrió paso entre la multitud con un minivestido rosa chicle y agarrada de un chico que parecía universitario de lo grandote que era.
-Hola-Sonreí.
-!Has venido¡-Chillaba y berreaba. Cogí al instante que estaba algo bebida-Ven, voy a presentarte a todo el mundo. Con ese look te mirarán hasta las tías.
-No es necesario-Le dije-No me gusta ser el centro de atención.
-Chica, con ese top, lo serás, créeme-Me susurró al oído y luego empezó a carcajear sola mientras me arrastraba por toda la casa. Llegamos las escaleras y a la mitad de estas, empezó a chillar mi nombre y a presentarme. Algunos chicos lanzaron algún que otro silbido y noté cómo mis mejillas se tornaban rojas.
-Voy a beber algo, Grace-Le dije cuando terminó de dar el espectáculo. Yo todavía estaba completamente abrumada.
-¡Diviértete y no te emborraches mucho!-Dijo mientras se alejaba con el chico con el que estaba antes.

Me apoyé en la mesa que hacía de bar y suspiré, fue ahí cuando empecé a cuestionarme si había sido buena idea venir. Yo no solía divertirme así. Mis amigos y yo nos pasábamos las tardes hablando, jugando con el ordenador, viendo vídeos en Youtube y cosas así. Las noches se pasaban viendo maratones de grandes películas adolescentes como Crepúsculo y toda su saga. Pero ya no estaban mis amigos, ni Londres, para decirme que hiciera todo lo contrario, así que hice lo que me apetecía en ese momento, echarme un gran vaso cargado de alcohol mezclado con refresco de naranja. Me lo bebí de un trago, y sentía cómo el líquido quemaba poco a poco mi garganta, cómo la calentaba. 

-Hola-Dijo alguien detrás de mí.
-Hey, soy Claire-Le dije con una sonrisa a un chico moreno con ojos oscuros. Le extendí la mano.
-Encantado, soy Kail-Sonrío de vuelta y me cogió la mano dándola un gran apretón.
-Ah, el de la fiesta-Enarqué las cejas y él asintió orgulloso-Está muy bien montado.
-Supongo que sí-Se encogió de hombros, quitándole importancia-Tú eres la chica nueva ¿No?
-La misma, o también puedes decirme La chica con acento raro-Ironicé y él carcajeó.
-Vamos, tu acento es adorable-Dijo acercándose a mí. Sentía cómo volvía a ponerme roja como un tomate y agaché la cara-Bueno-Se aclaró la garganta-Creo que debería ir a revisar que nadie se haya metido en la habitación de mis padres, ya sabes.
-Oh claro-Sonreí.
-Nos vemos Claire-Me hizo un gesto con la mano y se perdió entre la gran multitud de gente.

Después de hablar con Kail, ya no sabía qué más hacer. Pensé en irme con Grace, pero eso fue antes de verla darse el lote con el chico con el que estaba antes en una esquina del salón. Y no iba a hacer de sujetavelas esa noche. Podría levantarme e ir a relacionarme con alguien, presentarme o algo así. Pero no puedo, es como superior a mí, no tengo el don de la palabra. El ambiente empezó a cargarse de humo, que provenía del tabaco que estaban fumando la mayoría de personas que estaba aquí dentro. Empecé a ahogarme y decidí buscar una vía de escape para salir de ahí. Fuera, en el gran jardín que la casa tenía, había alguna gente esparcida, pero no tan aglomerada como en el salón. Me senté en un lado, en una de las hamacas que había, como siempre, apartada de las demás personas que parecían pasárselo genial. Dí otro trago a mi tercera, o tal vez cuarta copa y dejé el vaso vacío en el suelo. Cerré los ojos y me tumbé en la hamaca, intentando escucharme a mí misma, que no paraba de gritarme qué mierda estaba haciendo.

-¿Una mala noche?-Susurró alguien cerca de mí. Ni siquiera me molesté en abrir los ojos, mis párpados pesaban más de lo que podía controlar. Sólo asentí-Podría arreglarlo, si quieres-Dijo aquella voz masculina. Ronca y sexy. Decidí abrir los ojos y vi como el chico me analizaba de arriba abajo, y cuando vio que le estaba mirando, guiñó un ojo.
-No gracias, estoy bien-Me incorporé y me quedé sentada en la hamaca.
-Cariño, no lo estás-Carcajeó.
-¿Y tú quien coño eres?-Espeté, algo borde para ser yo.
-Justin Bieber, pero hasta tú lo sabes-Dijo con aires de superioridad. Se quitó la gran gorra y las gafas de sol que le lograban ocultar y era él. Mi mente lo procesó tan rápido que ni siquiera me inmuté, no me caía bien, y no quería tener nada que ver con él ni con su mundo. Lo que sí me impactaba era qué hacía Justin Bieber en una fiesta como esta, pero por supuesto, no le iba a preguntar.
-Oh, que egocéntrico-Susurré para mí, pero él lo oyó y soltó otra carcajada.
-Perdona Claire. La chica nueva. Bonito acento.
-Sólo Claire-Le dije seria. Genial, gracias a Grace todos me conocían y ya no jugaba con la ventaja de hacerme la interesante. Tampoco podía remediar que capullos como Justin Bieber pudieran saber mi nombre. Y es que a mí nunca había conseguido eclipsarme como había hecho con medio mundo. Es más, ni yo sabía nada de él ni de sus canciones, simplemente pasaba olímpicamente de él y su música. 
-Bueno Sólo Claire, ¿Quieres que te lleve a casa? No pareces muy entretenida aquí.
-Estoy bien-Repetí-Además no dejaría que me llevará un chico como tú a casa.
-¿Cómo yo?-Sonrió y elevó una ceja. Me tomé un momento para analizarle, nunca había tenido un famoso tan cerca-¿Cómo soy yo?
-Sí, como tú. Pues-Le miré de arriba abajo-Un chico con tatuajes, con aires de superficial, metido en su propio mundo, ya lo sabes.
-No, no lo sé-Se acercó, mucho-¿Por qué no me lo dices?-Sus ojos se clavaron en los míos y creo que si no hubiera estado sentada me hubiera caído. Sus ojos eran de un color dorado que en mi vida había visto antes. Bajé mi mirada a sus labios y él se pasó la lengua por estos.
-Justin-Me acerqué a él y le susurré al oído. Frunció el ceño desconcertado, no se esperaba que me acercase a él-Eres un cretino-Mordí el lóbulo de su oreja y soltó un pequeño gruñido. Sonreí triunfante y me levanté dispuesta a irme.

-Espera-Gritó detrás de mí, yo me giré-Dime cómo puedo encontrarte otra vez-Dijo algo nervioso.
-Ni lo sueñes, Bieber-Solté una sonrisita y él enarcó una ceja para luego devolverme la sonrisa.

Bueno, esto no es de la novela No hay vuelta atrás, pero se me ha ocurrido de repente y quería compartirlo. Además, hoy hace 4 años de One time y bueno, creo que viendo el video me ha venido la inspiración para hacer este pequeño relato. Espero que os guste y pensaba en hacer 2ª parte, pero ¿Qué pensáis? Un besito y volveré pronto con un capítulo de No hay vuelta atrás, promise <333 (: