martes, 4 de junio de 2013

Capítulo treinta.



Alejandra.

-Ya puedes abrirlos-Dijo una voz dulce contra mi cuello.
Cuando abrí mis ojos lentamente, creí ver el paraíso. Mi boca formó una 'O' y la tapé con mis dos manos. El aire era completamente limpio y podía sentirme tan bien aquí, que era como si hubiera estado esperando encontrar este lugar algún día y ahora me encontraba... bien. Unas manos cálidas rodeaban mi cintura desde atrás, sujetándome firmemente. Si no fuera por esto caería al suelo, porque mis piernas están temblando.

-¿Te gusta?-Susurró en mi oído.
-Justin...-Conseguí decir-Esto es increíble, ni siquiera sabía que este sitio estaba aquí.
-Bueno-Se encoje de hombros-Es un sitio especial para mí, podría decirse que tiene su propia historia y que significa mucho para mí-Justin soltó un suspiro y su tono se quebró.
-Cuentámela entonces-Le anime con voz suave. Me giré para mirarle a sus ojos color miel claros, ahora, por el sol de última hora. Pasaron unos segundos y él no contestaba, se había quedado mirando hacía el lago. Cuando nuestros ojos se encontraron mordí mi labio inferior y de sus labios tiró una sonrisa.
-Más tarde-Fruncí el ceño frente a la respuesta. Él acunó mi cara en sus manos y junto nuestros labios, había logrado controlarme, como siempre. Asentí finalmente y le di un beso en la comisura de sus labios-Vamos.

Caminamos un poco hasta llegar a un pequeño bosque cubierto de flores, todo era verde aquí, y me encantaba. Todo estaba cubierto de altos árboles que hacían sombra en el lugar. Canadá en verano era como el cielo, la lástima era que duraba muy poco. Nos sentamos junto a un pequeño arrollo, apoyados en uno de los grandes árboles. Había traído conmigo unos bocadillos, así que los saqué y le dí uno a Justin, junto con una cerveza.

-No pensaba que fueras tan previsible, cariño-Dijo con un tono divertido, guiñándome un ojo.
-Cállate-Le espeté. No contestó, pero se levantó  de donde estaba-justo en frente-y se puso detrás mí, rodeándome con sus piernas. Besó mi mejilla y yo sonreí.

Cuando terminamos de comer, Justin sacó un par de mantas (Ni siquiera sabía que traía eso) y nos tumbamos sobre ellas. Yo no podía parar de sonreír, el sitio, el aniversario, todo. Bueno, técnicamente no se podía llamar aniversario porque no cumplíamos un año, pero eran meses, y eso para mí ya significa mucho, y estoy feliz por ello. ¿Era así como se celebraban los aniversarios? Porque si era así, esto es lo mejor del mundo. No sé en qué momento me convertí en una romántica patética que se deja controlar, a veces, por su chico. Pero lo mejor es, que no me importa en absoluto.

-¿Y bien?-Le dije, levantando la cabeza para encontrarme con sus ojos. Estaba apoyada sobre su pecho. Justin sonrío, sabía a lo que me refería.
-¿Qué?-Dijo arqueando una ceja.
-Los sabes perfectamente, idiota-Le empujé el hombro hacia atrás y me incorporé, sentándome en frente de él-Cuéntame por qué este sitio es tan importante.
-Mm está bien-Se humedeció los labios-Pero antes-Tendió su mano hacia mí-Ven aquí-Suspiré y me levanté. Justin me hizo un hueco entre sus piernas y me puse sobre él, mirándonos.
-Te escucho-Le digo sonriendo. 

Justin.

Pensé que sería más fácil explicar el por qué la he traído aquí hoy, en nuestro día especial, a mi sitio especial.

-Cuando era pequeño-Trague saliva-mi padre siempre solía traerme aquí. Veníamos juntos y pescábamos en este arrollo. Nunca veníamos acompañados, sólo nosotros, era como nuestro pequeño sitio secreto, nuestro sitio en el mundo. Aquí mi padre podía ser él mismo, sin tener miedo a nada y yo, aún siendo pequeño, podía notarlo. Tu banda no sabía nada sobre este sitio, ni siquiera mi madre. Siempre que veníamos solíamos decir que íbamos a dar un paseo o algo así. Siempre fue nuestro sitio, hasta que una noche-Suspiré. No podía más, sentía como mis ojos se cristalizaban. Ale acaricio mi mejilla y juntó nuestros labios. Eso me dio algo de fuerza para terminar esta historia-no sé cómo pasó pero ellos lo descubrieron. Vi cómo ese cabrón le pegaba un tiro a mi padre y él caía justo aquí, cubierto de sangre.
-Justin...-Vi como Ale ahogó un sollozo.
-Ellos me querían a mí también. Entonces corrí, corrí como nunca lo había hecho nunca. No comprendía por qué ellos me querían coger, probablemente para hacer lo mismo conmigo que hicieron con mi padre. Él me había advertido sobre eso. Estuve una noche entera bagando por este bosque, y cuando salió el sol, creí rendirme y me desmayé en algún lugar de este sitio.
-No puedo soportar esto-Negó ella con la cabeza, limpiándose las lágrimas-No puedo imaginarme a un niño en esas circunstancias-
-Cariño-Le cogí la cara con mis manos y acerqué la mía, nos mirábamos fijamente. Sus ojos desprendían tristeza, incluso más que los míos-Déjame terminar ¿De acuerdo? Debo cerrar esta historia-Ella asintió y yo le dí un beso-Lo último que supe era que me encontraba en el hospital, y mi madre estaba ahí conmigo, diciéndome que mi padre nos había dejado para siempre y que no volvería, pero estaría siempre en mi pequeño corazón. En ese momento también me dijo que nos mudábamos a Europa-Sentí una lágrima rodar por mi mejilla, ya había acabado todo. Me sentía limpio, pero a la vez, ver a Ale sollozar por esto no me hacía sentir tan bien.
-No puedo creer que mi banda hiciera esto-Dijo, esta vez con un tono serio-Oh espera sí, sí me lo creo.
-Por eso es por lo que odio que estés ahí dentro, pero-Cogí su cara por su barbilla con mis dedos, haciéndola que me mirase-supongo que no puedo hacer nada y te quiero.
-Yo también te quiero-Ale se incorporó y se lanzó a mí, fundiéndonos en un gran abrazo. La cálided de este me hizo sentirme a gusto, bien. Necesitaba contarle esto a ella, necesitaba que lo supiera-Y gracias por traerme a tu sitio especial, Justin-Susurró contra mi cuello.
-Eh-La miré-Ahora es nuestro sitio especial.

Alejandra.

Una sonrisa tiró de mis labios y él beso las comisuras de ésta. No sabría como describir este momento, esto. Algo dentro de mí quiere ir al almacén ahora mismo y pedirle explicaciones a Frank de todo esto, porque él sabría toda la verdad de esta mierda. Y por otro lado, sólo quiero quedarme aquí con Justin, abrazarle, besarle, decirle que no va a estar desprotegido nunca más, como una vez lo estuvo ese niño que vio como mataban a su padre. 
La noche vino rápidamente, y no quería irme de aquí. La única luz que nos iluminaba era la que desprendía la luna llena de hoy. Desvié la mirada a Justin que estaba con los ojos cerrados, relajado. Su rostro estaba algo oscuro, pero podía ver perfectamente cada lunar de su mejilla, el de al lado de la comisura de su labio superior, la hilera de tres lunares bajando por su cuello. Me pasaría la vida memorizando esos pequeños detalles, que hacen que él sea perfecto. Volví la vista de su cuello a su cara y esta vez me preguntaba cómo he podido llegar a este punto. Yo no me dejaba controlar por nadie, ni siquiera por un chico. Nunca había tenido aniversarios, nunca me había enamorado, hasta ahora.

-Ale-Dijo con una pequeña sonrisa mientras abría los ojos.
-¿Sí?-Le dije, disimulando.
-¿Por qué me miras así? ¿Pasa algo?-Noté un poco de preocupación en su voz. Negué con la cabeza y elevé mis comisuras formando una sonrisa.
-No, sólo que...-Me detuve y le miré-¿Qué has hecho conmigo? Yo antes no era así de blanda, ni de romántica. 
-Bueno, soy demasiado bueno en esto ¿no crees?-Dijo egocéntrico.
-Eres oficialmente un imbécil-Le dije guiñándole un ojo.
-Pero este imbécil con ego te gusta-Levantó ambas cejas en un gesto divertido y acabamos riendo juntos.
-Has cambiado mi mundo, Justin.-Enredé mis manos en su cuello a la vez que él enredaba las suyas alrededor de mi cintura. Su cara se acercó a la mía y podía sentir su aliento cálido estampándose en mi cara, a centímetros. 
-Te quiero más cerca, nena-Dijo en una voz tan ronca y sexy que consiguió romper mis esquemas. Eliminé nuestra distancia y empezamos a besarnos, rápidamente el beso cobró intensidad. Justin me pedía paso en mi boca con su lengua y yo no le dejé, él sonrío en mis labios. 
-Ouch-Me quejé, él había mordido mi labio inferior salvajemente.
Mi quejido le sirvió para introducir su lengua en mi boca y esta vez no le negué. Eso se convirtió en una batalla, pero en esta los dos ganábamos. Solté un pequeño jadeo que hizo que de la garganta de Justin saliera un gruñido. Me deslizó sobre la manta suavemente, sin dejar mis labios un segundo. Abrí mis piernas para que él pudiera ponerse sobre estás y eso hizo. Justin empezó a dejar una hilera de besos sobre mi cuello, haciendo que me rindiera completamente.
-Joder-Jadeé cuando sentí como daba pequeños mordiscos en mi cuello.
-Vas a recordarme mañana-Dijo contra mi cuello, y sabía que me había dejado una marca. 
-Eres un capullo-Gruñí. Él sonrío en mi cuello y empezó a bajar por mi clavícula. Juro que no iba a aguantar un minuto más. No sé que me pasaba, pero estaba atontada totalmente, sólo podía jadear, gruñir y controlarme un poco agarrándole del pelo. La cosa se puso peor cuando Justin empezó a acariciar mi entrepierna y a susurrarme cosas al oído, fue ahí, cuando pensé que iba a caer. Solté un jadeo tan fuerte que Justin empezó a reír, sabía cómo hacerme sentir bien, oh dios, lo hacía...
-Nena-Dijo él en un suspiro. Me dí cuenta de que había tenido los ojos cerrados hasta ahora, los abrí lentamente y le mire.
-¿Mm?
-Voy a hacerte el amor.


Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí , por favor?

HOLIIIIIIIIIIIIIIII :') Ya estoy aquí con un nuevo capítulo de No hay vuelta atrás. Os prometo que cuando estaba escribiendo la historia de Justin casi lloro, ¿Hola? Me muero asdfghjklñ Espero que os haga sentir lo que me ha hecho a mí y que logre transmitiros el dolor de Justin al contar la historia, que es lo que más me ha costado. Volveré pronto con un nuevo capítulo, tal vez, este fin de semana. Os quiero y gracias por seguir ahí <333