martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo treinta y siete. "Epílogo."

-¿Llego muy tarde? ¿Ha empezado ya?-Ryan se sienta junto a Ale. Ella se encoge de hombros y le sonríe.
-Claro que no, Ryan. Está a punto de empezar-Le dice ella pasándole una bolsa de palomitas.

El Quealcomm Stadium tiembla bajo los pies de miles de aficionados a punto de ver a su equipo. El primer partido de la temporada, y ella no podía estar más orgullosa de lo que estaba. Por fin habían conseguido llevar una vida normal, mejor que eso, una vida de esas que se sueñan, pero que nunca se consiguen. Ellos lo hicieron. Los aficionados rugen y saltan de sus asientos cuando los San Diego Chargers entran corriendo hacía el medio del campo. Ale sonríe, ahí está él, vestido con colores azules, amarillos y negros. Cualquiera diría que es su primer partido en un equipo nacional, ni siquiera parece nervioso. Justin lanza una mirada a las gradas, buscando a alguien. Sonríe y vuelve la cabeza hacía su entrenador. Ya la había encontrado.

El partido comienza minutos después, y a Ale y Ryan se le han sumado Jeremy, junto con Pattie y los dos hermanitos de Justin.

-¡Ese es mi hermano!-Chillaba orgulloso a todo el mundo el pequeño Jaxon. Los demás se miraban entre sí y sonreían, negando con la cabeza. Ale estaba tan orgullosa de él que apenas podría hablar.



Quedaban unos minutos y el equipo de Justin iba perdiendo por un Touchdown. Tenían que hacer uno para ganar, como poco. Llanzó la mirada de nuevo a las gradas, concretamente a la primera de todas, donde se encontraba toda su familia apoyándole. Vio la mirada de ella y sonrió al verla gritando y chillando cual fan del equipo. Asintió cuando Ale susurró "Tú puedes." Justin se colocó el casco, listo para la última jugada. En un abrir y cerrar de ojos, él ya se había hecho con el balón, y corría como si el diablo le estuviera persiguiendo. Todo el estadio se levantó, animándole, rezando porque anotara.

Lo había hecho, había anotado su primer Touchdown, no en el equipo del instituto, ni siquiera el de la univeridad, él era un auténtico profesional. Ale saltó de su sitio, dando berridos y saltos cuando todo el equipo se fue hacía Justin y comenzaron a abrazarle. Su sonrisa era permanente, no se le borraba de la cara. Volvió a mirarla a ella, feliz. 

-Un segundo, por favor-Sonó por todos los altavoces-Tengo algo que decir. 

Ale fijó la mirada en quién sostenía el micrófono, era él. Todos los compañeros de su equipo estaban a su lado, y todos la miraban a ella.

-Cariño-Comenzó y Ale parecía tener un terremoto en su cuerpo, arrasando con todo, menos con su sonrisa-Hemos pasado tantas cosas juntos que no necesito saber más de lo que sé para decir que te amo con todo mi corazón.

Todo el mundo fijó la vista en Ale, quién estaba roja como un tomate. Un "Ooh" se oyó por parte de miles de personas.

-Por eso, nena, quiero que te cases conmigo.

Alejandra.

Mi corazón se paralizó. No sabía si me había imaginado lo que Justin acababa de decirme delante de miles de personas o si era real. Me tomé unos segundos para analizar sus palabras. Me mordí el labio, esto era imposible.

-Alejandra, cásate conmigo, por favor-Dijo una vez más, en tono de súplica. Desde mi sitio pude ver cómo arqueaba las cejas, esperando a que yo respondiese. También veía lo nervioso que estaba.

Esto era la mayor locura que habían hecho nunca por mí. Y sin embargo me encantaba la forma en que lo había hecho. Me paré en su sonrisa, esa sonrisa que me enamoró en el primer momento en que la ví. Seguía ahí y estaba dispuesta a verla por muchos años más. Asentí, bajo la mirada de todo el mundo, sin poder decir ninguna palabra. Todo estalló en aplausos y sentí que estaba empezando a llorar. Justin dejó el micrófono a uno de sus compañeros y ahora corría hacía mí. Se subió a la grada y a pesar de que una pequeña vaya que nos llegaba a la cintura nos separaba, él me agarró contra él.

-Te amo, Justin-Le susurré. Vi como se estremecía y me limpiaba una de mis lágrimas.
-Y yo, nena. Y yo...-Me rodeó dejando una de sus manos en mi espalda, y la otra en mi nuca. Juntó nuestros labios en un beso sencillo, dulce, y sin embargo, sabía como si fuera el mejor de toda mi vida.


Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darte RT Aquí , por favor?

Es raro decir esto pero ¡Lo hicé! He terminado. No puedo creerlo, si os soy sincera. Casi va a hacer un año desde que la empecé y ahora la he acabado. No siento que haya sido lo mejor que he escrito peeeeeero bueno, ahí está, terminada. Gracias a todos por el simple hecho de leerla, por estar aguantando días y días hasta que subiese, por algunos comentarios que me animaban a seguir... Por todo. Porque si no hubiera sido porque había gente que la leía la hubiera dejado a medias, pero no me gusta empezar algo y luego no terminarlo, así que aquí está. 

Que haya terminado esto no significa que deje de escribir, claro está. ¡Tengo miles de ideas para escribir! Y ahora me voy de vacaciones, pero escribiré allí y luego lo pasaré al blog. ¡AVISO! Remodelaré este blog y seguiré subiendo aquí mis pequeñas historias y todo lo que escriba, para que no os confundáis ni nada (: Espero que hayáis disfrutado de esta novela, un besito!

PD: Os agradecería muchísimo que me comentaráis todos los que la habéis leido, aún siendo en anónimo. Sólo tardaréis 2 minutos, pero me gustaría muchísimo <33



domingo, 4 de agosto de 2013

Capítulo treinta y seis.


Otoño. Dos meses después. Alejandra.

Escuché el ruido de la puerta y dí un pequeño respingo. Tragué saliva, sabía perfectamente quien era. Fui y abrí la puerta. 

-Hola-Su voz sonaba grave y seria.
-Hola-Le imité. Justin se coló dentro de la casa mientras se pasaba la mano por la nuca.
-¿Sabes que puedes-
-No-Espeté-Tienes que irte a California, jugar lo mejor que puedas en la universidad y convertirte en el mejor Quarterback de todo el país. Además de estar con tu familia allí-Había ensayado esto millones de veces, tenía casi calculado lo fuerte que debía ser en este momento. Cerré los ojos con fuerza, al fijar la vista en la mirada triste de Justin, mis cálculos empezaron a fallar y cerré los ojos con fuerza. Sentí unas manos rodeando mi  cintura y un aliento cálido sobre mi frente. La besó.
-Te quiero, Ale. Siempre-Abrí mis ojos para encontrarme con los suyos, estaba tranquilo, a diferencia de mí. Dentro de mi cuerpo se debatía una guerra de fuerza y sentimientos tan dura como las piedras. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, las sentía, me quemaban. Justin las limpió y me acarició la mejilla-Esto no acaba aquí, te lo prometo. No llores, por favor.
-Te quiero tanto...-Susurré contra su pecho, mientras él me apretaba con sus dos brazos fuertemente-Voy a echarte de menos, cada segundo.
-Te prometo que volveré para las vacaciones de Navidad, eres parte de mi vida, Ale-Dijo apoyando su barbilla encima de mi cabeza. Nos separamos y nos miramos a los ojos.
-Haz que este beso sea el mejor-Le dije rozando sus labios con los míos. Una sonrisa ladeada se posó en sus labios y se acercó acunando mi cara con sus manos. No tardó mucho en hacer que ese beso se sintiese como el mejor, haciendo que mis piernas temblaran. Era dulce, triste, dramático y sobretodo, único. Intenté saborearlo todo lo que pude porque no iba a tener uno igual durante mucho tiempo.
-Te amo-Dijo, haciendo rozar su nariz con la mía. 
Yo sonreí lo más que pude y asentí. Un último beso en mi frente y Justin empezó a alejarse de mí. Su mano soltó la mía y con esa misma se despidió mientras salía por la puerta de mi casa. Tomé una respiración profunda y agaché la cabeza. Para cuando la levanté, unos labios besaban de nuevo los míos, sus labios.

-Vas a perder el avión-Le susurré.
-¿Qué importa si eso supone estar más tiempo contigo?-Su rostro se arrugó de la sonrisa que tenía. Yo me mordí el labio, intentando que dejara de temblar por un segundo-Necesitaba sentir otro de tus besos de nuevo, no estoy preparado para dejarte, nena.

Ni yo para dejarte marchar.

Un corto beso zanjó el momento. Casi le empujé hacía la puerta de salida, y la cerré detrás de mí para que no volviera. No quería que perdiese la oportunidad de estudiar en una universidad en California, y mucho menos dejar que se quedase aquí por mí, cuando tiene un par de hermanos que están deseando conocerle, al igual que él a ellos. Toda su familia se mudaba allí para empezar de cero, y cuesta admitirlo pero, estaba orgullosa y feliz de que él y su familia por fin puedan estar tranquilos. También está mi parte egoísta que desea con todas las fuerzas del mundo retener a Justin aquí, pero no puedo hacer eso. Nunca lo haría. Mierda, no habían pasado ni dos minutos desde que se había ido y ya le estaba echando de menos. ¿Qué será de mí? Bueno, este año empezaré a buscar un trabajo formal, fuera de la banda. Después de que todo se supiera, la banda se rompió y creo que a partir de ese instante empecé a sentir que mi vida cambiaba, a mejor. Ahorraré para mudarme fuera de aquí y empezar de cero en otro lugar, lejos. Quizá cuando haya reformado mi vida lo suficiente para autocomplacerme y decir que soy una chica hecha y derecha, sólo quizá, vaya a tener una vida de verdad con Justin, pero claro que esto él no lo sabe. Yo sabía que no era buena para él, siempre lo supe, pero no importaba, hasta que su futuro estaba de por medio. No iba a joderle la vida, era así. 

Me tumbé en mi cama, girando mi cabeza para mirar al otro lado de mi ventana, a la que era su ventana. Estaba empapelada, y no se veía nada. Suspiré y ahí fue cuando pensé que el techo se caía sobre mí. Tendría que trabajar muy duro para mantener esta casa yo sola, para hacer que Justin se olvidará poco a poco de mí, y para que a mí no me diese un ataque al corazón de lo muchísimo que iba a echarle de menos.



(...)


Cuando abrí los ojos, la habitación estaba oscura. Ya era de noche. Decidí que darme una ducha y salir a algún bar a tomar algo sería una buena opción, así que eso hice. 

Cuando estuve preparada, cogí las llaves de mi moto y salí de casa, dispuesta a conducir hasta el fin del mundo, pero qué demonios, sólo conduciría por el pueblo para encontrar un bar de mala muerte en el que me servirían algo de bebida para que pudiese olvidar toda la mierda que se me viene encima. Conduje lo más lejos que podía, ya que el camino era lo más fácil de llevar, el viento te daba en la cara y te dejaba pensar con claridad. En parte no quería eso, en parte sí. Estaba empezando a volverme loca. Estacioné mi moto junto a un pequeño bar que vi abierto cinco manzanas más allá de mi casa.

-Buenas noches cariño, ¿Qué te pongo?-Dijo la camarera cuando me senté en el taburete, junto a la barra.
-Una cerveza, por favor-Le susurré. La escuché un "marchando" pero tenía la cabeza tan llena de cosas que simplemente pude haberlo imaginado. Mi cabeza estaba agachada y para cuando vi la cerveza en frente de mí, la subí y asentí a modo de agradecimiento a aquella mujer.
-¿Un mal día?-Preguntó.
-Ni que lo digas-Suspiré.
-Hombres-No preguntó, pero yo sí que asentí-Es en lo peor que puedes pensar, cielo. Están hechos para herir nuestros sentimientos sin que apenas lo noten-Posó su mano sobre mi hombro, reconfortándome. Sin darme cuenta, una lágrima empezaba a rodar por mi mejilla.
-Gracias-Se me quebró la voz.
-No hay de qué. Invita la casa-Se refirió a la cerveza y yo volví a asentir terminando por agachar la cabeza. Por el rabillo del ojo vi a la camarera irse hacía el otro lado de la barra. De repente me sentí incómoda ¿Qué estaba haciendo allí? Tomé mi cerveza de un trago y salí de aquel local.

No sabría decir cuánto tiempo estuve conduciendo por el pueblo, pero cuando llegué a mi casa, el reloj marcaba las 4 de la mañana. Ni siquiera me cambié de ropa antes de tirarme sobre mi cama. Alargué la mano hacía un lado, y sentí el vacío que había allí, Justin no estaba y nunca volvería a estar. Encogí mis piernas y me puse en posición fetal, cuando un sollozo salió de mi garganta. Había estallado. Lloré tan desconsoladamente como había estado deseando desde que supe que Justin se iría. 


Cuando abrí mis ojos en la mañana, mi cara parecía haber sido rociada con un bote de pegamento. Pero no era pegamento, eran mis lágrimas secas de la noche anterior. Me lavé la cara a conciencia para eliminar todo resto de tristeza de ésta y lancé una sonrisa (falsa) al espejo. Hoy era el día en el que empezaría a buscar trabajo. 

Fui a la cocina y me preparé un gran bol de leche con cereales, y me lo comía a la vez que interpretaba la canción que salía por la radio en el máximo volumen. El alma rockera que llevaba dentro salió y empecé a dar tumbos por toda la casa, subiéndome por cada sofá. Incluso subiendo a la mesa de la cocina, parecía todo un espectáculo digno de ver alguna vez en tu vida. Lo raro de todo esto era que me hizo sonreír de verdad, estaba mejorando con el paso de las horas. Fruncí el ceño al escuchar unos golpes en mi puerta. Bajé la música y me inspeccioné por un momento. Sólo llevaba la camiseta blanca de tirantes de la noche anterior y mis bragas. Fui con cuidado hacía la puerta y la abrí lentamente, intentando ocultarme detrás de ella. Un chico alto, con pantalones caídos y una sudadera de una universidad en la que ponía California Univerity estaba plantado en mi puerta. Con la cabeza agachada y la capucha sobre ésta, no podía confundir sus pequeños cabellos dorados que sobresalían de la capucha ni en cien años. Una sonrisa que hizo que las comisuras de mis labios se elevarán se puso sobre mi rostro.

-¿Quería algo, señor?-Dije disimulando, saliendo de detrás de la puerta. Justin levantó la cabeza con una sonrisa en sus labios, pero sus ojos se tiñeron más oscuros cuando vio todo mi cuerpo.
-¿De verdad abres así la puerta a todo el mundo que llama a tu casa? Voy a tener que cambiar eso-Dijo con voz grave. Solté una carcajada y me tire a él, me elevó y enredé mis piernas alrededor de su cadera.
-Vaya, cuánto amor-Soltó alguien detrás de Justin, ni siquiera le presté atención. 
-Oh cállate, papá-Susurró Justin cerca de mis labios.
-Mi Ale...-Balbuceaba una y otra vez antes de besarme con fuerza. Yo enredé mis brazos alrededor de su cuello y me importó una mierda que estuviera en bragas mientras toda la familia de Justin estaba presenciando la escena. 
-¿Qué hacéis aquí? Teníais un vuelvo que coger, ayer-Fruncí el ceño mientras miraba a Pattie, Jeremy y a los abuelos de Justin. Ellos me miraban con una pequeña sonrisa en sus caras.
-¿Pensabas que te íbamos a dejar aquí?-Dijo Pattie-¿Sola?
-Ni hablar-Corroboró-Jeremy.
-¿Qué?-Miré a Justin algo confusa.
-No pensarías que te dejaría aquí mientras yo me voy con mi familia a California-Sonrío-¿Estás loca?
-P...pe...per-No podía articular palabra, incluso pensaba que estaba soñando y que ninguno de los presentes allí estaba de verdad.
-Tú eres parte de mi familia, Ale. No te dejaría aquí sola ni aún que quisieras-Justin chocó nuestras frentes y rozó nuestros labios. Mierda, otra vez estaba llorando-Creo que me pasé cuando te dije que deberías de dejar de ser fuerte algunas veces, te has convertido en una llorona total-Reí junto con él. Se sentía tan íntimo que todo mi cuerpo temblaba.
-Capullo-Le dije.
-Vente conmigo y con mi familia. Vámonos lejos de aquí.
-Pero Justin,  yo-
-Nada de peros, vamos a empezar juntos de cero. Te prometo que será la mejor decisión de toda tu vida. Por favor-Cuando oí su súplica ya no había nada que hacer. No podía resistirme a eso. Asentí. Justin sonrío y echó el aire que había estado manteniendo dentro durante toda nuestra conversacion. Me acogió en sus brazos y me besó dulcemente.
-Vamos querida, a qué esperas para hacer tus maletas. El vuelvo sale en unas horas-Dijo Diane, la abuela de Justin.
-¿Mi vuelo también?-Enarqué una ceja hacía Justin-¿Cómo sabías que diría que sí?
-Porque sabía que por mí harías cualquier cosa, nena-Dijo con un tono egocéntrico. Yo le dí un pequeño empujón y él sonrío hacía mí a la vez que me tiraba contra él y me abrazaba de nuevo. Se sentía tan bien volver a estar entre sus brazos que ni siquiera siento la tierra bajo mis pies.


Para saber que has leído el capítulo, ¿Puedes darle RT Aquí  , por favor?

Bueno, aquí os traigo el penúltimo capítulo de la novela No hay vuelta atrás. Espero que os guste, y que estéis ahí para ver el final de toda esta historia entre Alejandra y Justin. Gracias por dar RT y por las preguntas en Ask. Aún que siguen siendo anónimas y me gustaría conoceros a todos los que la leeís, os lo agradezco. Porque así me he dado cuenta de que hay alguna persona más que lee mi novela y eso me hace sonreír, gracias <3 Volveré pronto con el último capítulo, promtetido! (: