lunes, 29 de julio de 2013

Capítulo treinta y cinco.


En el anterior capítulo...
-Te repito que no puedes hacer nada para detenerme.
-Desátame y vamos a ver-Le espetó una vez más. Esta vez parece pensarlo.

[Si queréis podéis poner esta canción para el principio del capítulo, lo escribí con esa canción de fondo :') Love will remember- Selena Gomez.]


-Está bien, tenía pensado matarte de una paliza. Pero creo que será más divertido si intentas defenderte-Se acerca y clava su fría mirada muy cerca mí.

Da una vuelta detrás de mí y siento como sus manos empiezan a desanudar la cuerda que impide que mis manos se muevan. Desvió la mirada un momento hacía Ale, tiene los ojos rojos y sus mejillas están llenas de lágrimas. Niega con la cabeza, y puedo ver el miedo en sus ojos. Trago saliva, voy a hacerlo. Voy a matar a este capullo. Siento como la sangre comienza a bombearme con normalidad por mis manos. Muevo mis dedos engarrotados y empiezo a recobrar la movilidad en ellos. 

-Muy bien Bieber, ya estás listo. Ven a mí, venga a tu padre-Dice Héctor apartándose un poco de mí y animándome con sus manos para que fuese a él. Sonrío.
-Vas a pagar por todo lo que has hecho-Le digo mientras me acerco a él.

Ya estamos frente a frente. Su mirada está clavada en la mía y viceversa. Le propino un puñetazo en su barriga y él se retuerce durante unos segundos, pero levanta la cabeza y me da en toda la cara. Oigo a Ale gritar debajo del espadrapo que tiene en sus labios. El golpe ha sido tan fuerte que me encuentro en el suelo, mi boca sangra. Escupo al suelo y veo como su cara tiene una mezcla entre orgullo y diversión, y eso hace que todos mis terminaciones nerviosas se disparen aún más. Me levanto de un movimiento y voy hacía él, agarrándole por la cintura y empujándole con fuerza contra la pared. Me dedico a darle patadas en su entrepierna a la vez le doy puñetazos en su cara. Con esto último consigo que su ceja empiece a sangrar.

-Juegas sucio, como tu padre-Dice, en un tono despectivo.
-Mi padre podría haberte matado, pero lo haré yo-Le dije acercándome de nuevo a él, ya que Héctor se había alejado. 
-Eres un hijo de puta-Me fui directo a él, para volver a abalanzarme y matarle con mis propias manos, pero con un movimiento rápido, saca una pistola de la parte trasera de la cinturilla de sus pantalones, y retrocedo-¿Qué te ha pasado?-Dice mientras se acerca a mí-¿Ya no vienes a por mí?-Ríe. Yo sigo retrocediendo hasta que doy contra la pared. Me deslizo sobre ella y quedo en el suelo. Trago saliva.
-Esto no era parte del trato-Dije, con una voz que resultó tan dura que ni yo sabía que podía tener ese tono.
-No había trato Bieber, y ahora vas a morir-Puso su pistola contra mi frente, y empiezo a sentir cómo miles de gotas de sudor empezaban a caer por mi rostro, tal vez alguna se mezclase con las lágrimas que empiezan a caer también por mis ojos-Vas a morir como lo hizo tu padre, por cobarde. ¿Preparado?

Veo a Ale al otro lado de la habitación, histérica. No para de moverse de su silla, intentando escapar de ahí. Sus ojos están asustados y también puedo ver el odio que desprenden, nunca la había visto así. 

-Te amo-Le chillo, y después de verla asentir mientras no dejaba de llorar, cierro los ojos con fuerza.

Oigo la risa de Héctor. Aquí acaba todo. Yo lo sabía. Pero ¿Quién dice que me arrepienta? La quise, y la ayudé. Todo esto es por ella, porque lo que le he dicho era verdad, la amo. Y volvería a hacer todo de nuevo con tal de volver a pasar los ratos que hemos pasado juntos, sin importar las consecuencias, sin importar que vaya a morir por ella. Lo haría diez veces más. Un estruendo hace retumbar toda la habitación. 

-¿Qué cojones...?-Oigo murmurar a Héctor. Abro los ojos.
-Ni se te ocurra volver a mirar a mi hijo a la cara-Un disparo. Un sólo disparo. Uno bueno, justo en el corazón. Veo cómo se cae de espaldas a mí, está muerto. Hasta la fecha pensé que mi padre había muerto, y ahora creo que estoy loco. Pero no soy el único, ya que Ale tiene los ojos abiertos como platos cuando el hombre la desata y la libera. Se acerca a mí-¿Estás bien hijo?-Esos ojos, esa sonrisa, era él.



(...)


Me duele tanto la cabeza que casi no puedo abrir los ojos. Al séptimo intento consigo hacer que se queden abiertos. Estoy tan aturdido que por un momento no sé ni donde estoy, pero en unos segundos veo que estoy en mi habitación. Me llevo la mano a mi frente, pasándomela por mi revuelto pelo. Tengo una toalla mojada en mi frente y la última imagen que tengo en mi cabeza es Héctor apuntándome con una pistola en la frente. Y la cara de Ale. Mierda, Ale. ¿Dónde está?


Alejandra.

A pesar de haberme quedado toda la noche despierta, intentando encajar todas las piezas, recordar todo... No puedo. No puedo creer que él esté aquí de nuevo, que nunca se haya ido. Mi cabeza no está preparada para procesar tantas emociones a la vez.

-¿Te apetece algo de beber, cariño?-Me dice Pattie mientras me acaricia el hombro. Niego con la cabeza y hago una mueca.
-¿Tienes idea-Se me quebró la voz, no podía creer que Jeremy Bieber estaba vivo, y que ahora mismo estaba hablando con él-tienes idea de cuándo despertará?
-No lo sé pequeña, ¿Por qué no vas a ver?-Dijo dulcemente mientras tomaba un sorbo de su cerveza. Desde luego no podía ocultar la felicidad en sus ojos. Parecía no ser el mismo Jeremy Bieber que yo recordaba. Sus tatuajes y su robusto cuerpo seguían ahí, pero desde luego no su rostro de pandillero. Me levanté para ir a ver a Justin-Alejandra.
-¿Mm?-Me volteé y vi que él se había levantado también.
-Te he echado muchísimo de menos, sabes que eres como una de ellos, de mi familia, de la verdadera-Mis ojos se cristalizaron.
-Elegiste a tu familia antes que a la banda-Empecé con un hilo de voz-Pero eso no es cierto. Tú dejaste las dos cosas. Desapareciste. Te dí por muerto, joder-Mis lágrimas empezaron a llenar mi rostro y Jeremy me aplastó contra su pecho mientras me acariciaba suavemente el pelo.
-Tenía que hacerlo pequeña. Sé que no tendría que haberlo hecho, pero no tenía elección-Su voz sonaba tan dulce como la nana que te cantaba una madre para que te durmieras.
-Te he echado tanto de menos, no sabes las cosas que he pasado sin que tu estuvieras aquí-Empecé a sollozar sin control, estallé-Todo el mundo se volvió loco y Héctor-
-Shh-Él cogió mi cabeza y volvió a acomodarla en su pecho-Ya todo ha pasado. Tranquilízate. 
-Está bien-Aspiré y asententí-Voy a ver a Justin.

Subí las escaleras limpiándome todo resto de lágrimas que hubiese en mi rostro, pestañeé un par de veces y poco a poco mis ojos volvían a la normalidad. Esto es lo que pasa cuando mi cuerpo se colapsa, demasiados sentimientos. Abro la puerta de la habitación de Justin lentamente, para no molestarle. Sin embargo, me lo encuentro despierto e incorporado a un lado de la cama. Una sonrisa se dibuja en mis labios.

-¡Justin!-Voy corriendo hacía él y me tiro encima, literalmente. Escucho su risa en mi cuello y mis sonrisas se descontrolan-Te quiero-Le susurro contra su cuello, ya que le tengo completamente pegado a mí.
-Y yo a ti, nena-Le escucho decir-¿Estás bien?
-Sí, pero eso debería decirlo yo-Suelto una risa algo nerviosa-¿Cómo te encuentras?
-Mm-Se pasa la mano por el pelo, que por cierto, esta sexymente despeinado-Me duele un poco la cabeza, pero por lo demás, estoy bien-Yo asentí y no aguanté más, choqué mis labios contra los suyos mientras le acariciaba la nuca y la parte de atrás de su pelo. Le había echado de menos, más que nunca. Me separé y le miré a los ojos por un momento. Tienen un brillo que nunca había visto, y sus ojeras le hacen parecer un niño pequeño, está increíblemente adorable.
-Te quiero-Le repito.
-Te quiero, siempre-Dijo él, y con una sonrisa, se acercó y volvió a juntar nuestros labios.
-Tengo-Me separé-Algunas-Le volví a besar-Cosas-Beso-Que-Otro más-Contarte.
-Ya lo creo, porque sólo recuerdo cuando casi muero. Pero no lo hice, porque estoy aquí-Hizo rozar mi nariz con la suya y sonrío-¿O esto es el cielo y tu eres un ángel?
-Cállate-Le empujo un poco con mi mano y él ríe-Es en serio. Es tu padre, Justin.
-¿Qué pasa?-Enarca una ceja y su rostro se tiñe de seriedad.
-Está-Trago saliva-Vivo.
-¿Qué?-Sus ojos se abren tanto que me asustan.
-Creo que él te lo va a explicar. Vamos, está abajo-Le cogí la mano y tiré de él.
-Pero-
-Confía en mí, ¿Vale?-Su mano temblaba bajo la mía, pero asiente y empezamos a bajar hacía el salón, donde se encuentran todos.

Justin.

Esto tiene que ser una broma o algo parecido, pero estoy tan aturdido que me gustaría volver a meterme en mi cama y descansar por una vida entera, pero junto a ella. Es totalmente imposible que...

-Hola-Él habló y fue como si todo mi mundo se detuviera de repente. Todos estaban ahí de pie, mirándome, esperando a que racionase. Desvío la mirada hacía mi lado, ahí está Ale, con mi mano cogida, apretándola. Su mirada me anima. "Vamos, tú puedes, Justin." Vuelvo la mirada hacía él y le examino. Sus ojos están tan cristalizados que parece que vaya a llorar. Su rostro está ahí, algo más envejecido, pero es él. 

-Papá...-Digo en un susurro-Estás...
-Sí-Contesta, antes de que yo termine la frase. Se acerca lentamente a mí y sin darme cuenta yo hago lo mismo, la mano de Ale ya no está estrechando la mía. Nos detenemos uno en frente del otro, con nuestras miradas fijas. Nada me sostiene, ni siquiera la tierra, me siento fuera de lugar. Sólo quiero ir y... 
-Papá-Repito, ésta vez, yendo hacía él y rompiendo esa distancia que por unos segundos fue nuestra única barrera, ya no era una vida. Le abrazo con toda la fuerza que tengo en mi cuerpo y siento su calidez. Me acaricia la espalda y yo empiezo a sollozar en su pecho, mis lágrimas caen sin parar por mis mejillas, y creo que estoy mojando su camiseta, pero a él no parece importarle. Me aferro a él durante segundos, minutos, aspiro su olor. Y ahora le recuerdo bien, es él. Estaba ahí y por un momento juré no volver a dejarlo ir jamás.

-Hijo-Susurró en mi oído. Pasaron unos minutos y me separé.
-Has-Se me quebraba la voz-Vuelto.





Después de comer toda la familia y Ale unida, por primera vez en muchos años, nos sentamos todos en el salón. Papá empezó a contar todo lo que había pasado después de que Héctor le disparase.

-Me dejaron inconsciente en el suelo, me dieron por muerto-Sonrió-Pero aguantaba más de lo que ellos se esperaban.
-¿Ellos?-Intervino Ale.
-Frank formaba parte de esto también-Contestó mi padre.
-Capullo-Oí susurrar a Ale. Apreté su mano un poco más contra la mía y una sonrisa salió de sus labios.
-Casualmente un señor con su hijo salían a buscar a su perro, se había escapado. No le encontraron-Hizo una pausa mientras todos le escuchábamos-Pero me encontraron a mí y me llevaron hasta su casita en el bosque no muy lejos del lugar. Estuve un mes allí, curándome y rezando porque no te hubieran encontrado-Me miró-Hasta que tuve que decidir algo. No podía volver, porque Frank y Héctor querrían terminar con lo que habían empezado, así que decidí empezar una nueva vida en California-Recordé mi beca, mientras no dejaba de escuchar-Fue demasiado fácil dejar el pueblo, todos me daban por muerto. Creí que todo saldría bien de ahí en adelante, pero no. No me fue tan fácil olvidarme de vosotros, estuve meses trabajando y yendo a casa, sin hacer nada más. Lloraba cada noche recordándote, pensando en que no te vería crecer nunca más, que no vería a tu madre, que no volvería a recuperar mi anterior vida nunca-Sentí cómo una lágrima caía por mi mejilla.
-¿Y qué pasó después?-Preguntó la abuela, intrigada. Mi padre sólo sonrío.
-Pasaron seis meses, o tal vez algo más antes de que empezara a hacer una vida normal. En el trabajo conocí a una mujer, Erin. Ella me ayudó a superar todo, incluso sabiendo sobre lo que era y por lo que había huido, permaneció a mi lado. Ahí fue cuando pensé que me había enamorado perdidamente de ella. Nos casamos y a los cuatro años lo dejamos, no éramos tan compatibles como creíamos-Mi padre rió una vez más para sus adentros, cómo si estuviera recordando todo-Ella siempre supo que no te pude superar-Levantó la mirada y miró a mi madre, quien no dejaba de sollozar. Y me resultaba muy difícil saber si era de tristeza o si era de felicidad-A día de hoy somos amigos, muy buenos amigos. Y tenemos dos hijos pequeños, que estoy deseando que todos conozcáis.

-Yo sin duda quiero conocerlos-Digo, mientras aspiro. Mi padre sonríe y me pasa una mano por encima del hombro.
-¿Y cómo se enteró de que Héctor quería matar a Justin?-Dijo Ale, se muerde el labio.
-Pues-Mi padre empezó-No le oculté a todo el mundo que me había muerto, en realidad. El padre de Ryan sabía que me había mudado, y bueno, un día me llamó, diciéndome todo el plan de Héctor y también el vuestro, por cierto-Nos miró a Ale y a mí-Y decidí que era hora de que Héctor pagará por todo. Y cuando llegué y vi que te tenía a tiro con la pistola, algo dentro de mí crujió y reaccioné. Por los dos, claro-Guiñó el ojo a mi novia.
-Gracias, Jeremy-Dijo Ale asintiendo. Él se lo devolvió con una sonrisa. Todo volvía a ser como antes, todo volvía a ser felicidad.

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HOOOOOOOOOOOLAP :3 Ya estoy aquí con un nuevo capítulo. Bueno, os calculo que en un par, o tal vez tres capítulos, se acabe la novela. Lo siento, pero voy adelantando que seguiré escribiendo muchísimas cosas y lo haré en este mismo blog pero cambiando el diseño de este, así que me encontraréis aquí siempre (: Os quiero, gracias por haber aparecido desde las sombras (mis queridas lectoras fantasmas) Y a todas las demás <333

1 comentario:

  1. Puuf he llorado muchiisimo cn este capitulo, yo seguire leyendo todas tus novelas!!(:

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