sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo treinta y uno.


Alejandra.

-¿Dónde has estado?-Espetó una voz detrás de mí que me hizo pegar un salto y que mis llaves se cayesen de mis manos.
-Joder Héctor, me has asustado-Le dije girándome hacia él.
-No has contestado a mi pregunta-Dijo dándole otro sorbo a su cerveza, acercándose a mí.
-¿Te importa?-Le espeté. Cuando él frunció su ceño y sus ojos se oscurecieron aún más, un escalofrío recorrió mi espalda. Trague saliva-He estado por ahí, nada más.
-¿Has estado con él?-Asentí-Estás obsesionada con ese chico, que lo sepas-Le escuché decir mientras me iba a mi cuarto.

Supongo que si me quedaba escuchando las tonterías que Héctor iba a soltar ahora sobre mí y "El chico que me tiene obsesionada" como que estoy loca, enamorada o cualquier cosa así, tendría que contestarle y decirle que todo es verdad. Pero si hago eso, pueden notar que he cambiado, y de cara a ellos y la banda, no lo he hecho. En realidad lo único que hago cuando estoy con Justin, es empezar a ser yo misma y mirar por lo que yo quiero realmente. Decidí darme una ducha antes de dormir, y cuando salí, una enorme sonrisa se dibujó automáticamente en mis labios cuando encendí el móvil.


 <<Gracias por este día nena, buenas noches. Te quiero.>>

Mi tripa se convirtió en un nudo mientras mi sonrisa no abandonaba mis labios. Me tumbé en mi cama y me puse mirando al techo a la vez que no dejaba de mirar aquel mensaje de él. Nunca pensé que esto iba a pasarme a mí, a Alejandra, ¿En serio? Que habrá sido de esa chica que solía pasar de los problemas y luego llegaba a casa y los arreglaba cortándose. Dónde estará esa chica, la que solía decir que nada ni nadie importaba, sólo la diversión. Esa chica se fue, o tal vez ha cambiado. Pero no lo hizo sola, ha sido gracias a él, Justin. Mis ojos se fueron cerrando hasta quedarme dormida, con su imagen en mi mente.





Piic-piic-piic

Abrí los ojos lentamente, y miré a toda la habitación. No sabía de donde venía ese estúpido ruido, joder. Volví a cerrar los ojos, ya que el ruidó cesó un momento. 

Piic-pic-piic

Gruñí y miré la hora en mi móvil. Por dios, son las 11 de la mañana. Me levanté, aquel ruido venía de la ventana, me acerqué a ella. Cuando miré abajo, vi a Justin sonriendo. Automáticamente hice lo mismo. Levantaba los brazos y suspiraba por haber conseguido que le hiciera caso.

-¿Qué haces ahí?-Le susurré-Son las once de la mañana.
-Quería verte, déjame subir.
-¿Estás loco?-Si Héctor le veía aquí me mataría, y también a él. Justin hizo un puchero y avanzó hasta dentro del jardín que rodeaba mi casa.
-Un poco, pero por ti.
-¡Eres un idiota!-Le espeté todo lo alto que podía. Empezó a trepar por la enredadera del árbol que había justo al lado de la casa, hasta que finalmente se coló dentro de mi habitación.
Me aparté un poco para dejarle pasar, ya no había vuelta atrás. 

-Hola-Dijo con una voz sensual acercándose a mí y enredando sus manos en mi cintura.
-Me has despertado-Le dije con una sonrisa.
-Bueno, entonces buenos días-Juntó nuestros labios en un beso virgen. Los dos sonreíamos en el beso, hasta que le mordí un poco su labio inferior-¿Qué fue eso?
-Te repito que me has despertado, y no me gusta que me despierten-Le dije apartándome y negando con la cabeza.
-¿Ni siquiera con un beso?
-No-Le dije de espaldas a él, recogiendo la ropa que había en el suelo de la noche anterior. Sentí a Justin detrás de mí, apoyó mis manos sobre mis caderas y dejó un beso mojado en mi cuello. No me esperaba eso y mi boca se abrió soltando un pequeño jadeo.
-Juegas sucio-Le dije girándome hacia él y dándole un corto beso.
-Puede-Me guiñó un ojo. Su mirada bajó hasta mi cuerpo, y lo recorrió de arriba a abajo-Bonito pijama.
-¡Justin!-Le pegué un pequeño puño en su hombro y después me tapé con mis brazos. Sólo llevaba una camiseta de tirantes y mi ropa interior. Mis mejillas se tornaron rosadas.
-Nena, te he visto sin menos ropa-Dijo carcajeando.
-Eres un cerdo-Le dije riendo también por la situación, tenía razón. Rodeé su cuello con mis brazos mientras Justin cogía mi cintura para estar más cerca.
-Hoy comeremos con mi madre y mis abuelos ¿Te parece?-Dijo haciendo rozar nuestras narices.
-¿Qué?-Dije, exaltada.
-¿No te parece bien?-Justin frunció el ceño. Yo suspiré y me senté en un lado de la cama, él a mi lado.
-No es eso Justin-Me mordí el labio-Es que... no sé si soy la chica adecuada para caerle bien a tu familia, sólo eso-Se me quebró la voz. ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si les caía tan mal que incluso querían separarme de Justin?
-Eh cariño-Cogió mi barbilla haciendo que le mirase a los ojos-Les caerás bien. No tenemos por qué contarles lo de tu trabajo con la banda, tú eres más que eso.
-Todo el pueblo me conoce y sabe lo que hago, no lo niegues-Mis ojos empezaban a aguarse-Y si yo no le caigo bien a tu familia yo-
-Ale-Me puso un dedo en mis labios para hacerme callar y luego con esa misma mano acarició mi mejilla. Limpió de ésta una lágrima-Eso no pasará, será genial.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo-Las comisuras de mis labios se elevaron, Justin me besó dulcemente, enlazando nuestras manos a la vez. 

Me acomodé hacia atrás sobre mi cama y él se puso sobre mí. El beso cogió intensidad cuando yo abrí mi boca, dejando paso a su lengua, que al parecer tenía ganas de jugar. Acariciaba su espalda levantando su camiseta poco a poco, mientras Justin pasaba sus manos por mi tripa, haciendo círculos en esta. Un jadeo salió sin pensar de mi boca cuando sentí la mano de Justin debajo de mis bragas. Él rápidamente llevó su otra mano a mi boca para que me callase. Me encogí de hombros avergonzada, había olvidado completamente que Justin no debería estar aquí y menos así. Héctor estaba en casa. Justin soltó una pequeña risa acercándose a mis labios, a los cuales volvió a capturar con más ferocidad que antes. Pasamos minutos así, probándonos, saboreando cada parte del otro, haciendo sonrisas, miradas. Mi cuerpo seguía sin estar preparado para este tipo de sentimientos o estados, pero me encantaba. Ayudé a Justin a quitarse la camiseta, y cuando le observé, no pude evitar morder mi labio con tanta fuerza que lo dejé hinchado.

-Yo también quiero morderlo-Susurró poniéndose sobre mí de nuevo y tirando de mi labio. Eso hizo que mis terminaciones nerviosas estallarán, quería que siguiera. Me pasé la lengua por mis labios, provocando a Justin. Él suspiro y con una sonrisa pícara volvió a besarme. Volvió a meter su mano debajo de mi ropa interior, y esta vez, me contuve todo lo que pude para no gritar ahí mismo.

-Justin...-Jadeé-Deberías irte. No podemos hacer esto ahora, y aquí.
-Mm-Gruñió-Tienes razón-Se levantó de un sólo movimiento. Me tendió sus manos para ayudarme a que me levantase y se las cogí. Me tiró contra él y quedamos muy cerca. Nuestras respiraciones iban a mil por hora-A las 2.
-Está bien-Justin sonrió y besó mis labios.

Desapareció por mi ventana y yo me senté de nuevo en mi cama, sonriendo como si fuera una chica totalmente enamorada, atontada. Cuando salí del trance volví a mi realidad. ¿Qué se supone que iba a ponerme? Para esta ocasión mis jeans rotos y mi cazadora negra no iba a servir. Fui a la cocina, donde se encontraba Héctor bebiendo café.

-Buenos días-Dijo.
-Buenos días-Respondí mientras abría la nevera para coger algo de zumo.
-Esta tarde tienes que ir al almacén, Ale. No lo olvides.
-¿Está tarde?-Me giré bruscamente.
-Sí, te lo dije anoche ¿Lo has olvidado?-Mierda, no le escuché. Cerré los ojos con rabia. 
-No, claro que no. ¿A qué hora?
-A las 8-Suspiré algo aliviada. Por lo menos tenía tiempo de comer con la familia de Justin, incluso a quedarme un poco más si ellos querían. Qué estoy diciendo, en cuanto vean quien es la novia de su hijo, van a echarme a patadas.
-Vale-Volví a mi habitación con un vaso de zumo y lo dejé sobre el escritorio. Desvié mi mirada hacia la ventana, y vi a Justin en su mesa, mirándome con una sonrisa. Le saqué mi dedo corazón mientras reía. El me guiñó un ojo y yo negué con la cabeza. Puso un "2" con sus dedos recordándome la hora a la que tenía que ir a su casa. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero conseguí ocultarle mi preocupación. Asentí y eché la cortina para que no pudiera verme. No sabía que ponerme, ni siquiera cómo actuar. Tal vez debería llamar a alguien para que me ayudase con esta mierda que me está volviendo completamente loca. En mi cabeza aparece un nombre y en mis labios una sonrisa, lo tengo.



HOLITA ! AHORA SUBO OTRO CAPÍTULO Y OS EXPLICO TODO JÉP :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjame saber tu opinión (: